La Chica Desconocida (La Fille Inconnue) es la última película de los cineastas belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne estrenada en el Festival de Cannes 2016 (69ª Edición), donde compitió por La Palma de Oro, no siendo, sin embargo, la galardonada.
Escrita y dirigida por los Hermanos Dardenne. Estos más que galardonados hermanos cuentan con un extenso legado de películas, entre las cuales destacamos El Niño de la Bicicleta (Le Gamin au Vélo), Rosetta y la más reciente, Dos Días y Una Noche (Deux Jours une Nuit).
El elenco de la película está encabezado por Adèle Haenel (Suzanne, Les Combattants), además, le acompañan Jérémie Renier (El Niño, El Pacto de los Lobos), Olivier Bonnaud y Louka Minnella.
La Chica Desconocida nos introduce a nuestra protagonista, Jenny Davin (Haenel), una doctora muy implicada con sus pacientes. Una noche, estando en la consulta, tras haber trabajado mucho más allá de su hora de cierre, oye que llaman al fono. Como ya había estado trabajando hasta muy tarde, no permite a su ayudante Julien (Bonnaud) abrir la puerta, alegando que si realmente fuera una emergencia el fono habría sonado más de una vez. No sabiendo, sin embargo, que quien había llamado era una mujer en apuros.
Al día siguiente, dos inspectores de policía acuden a su consulta para usar sus vídeos de vigilancia debido a que esa misma mañana, una mujer había aparecido muerta sin ningún tipo de identificación cerca de la zona. Ahí es cuando descubre que esa mujer era quién había llamado al fono en busca de ayuda. La Dra. destrozada por sus remordimientos internos decide redimirse llevando una investigación por su cuenta y riesgo con el objeto de averiguar la identidad de la mujer asesinada.
Para intentar descubrir quién era esta mujer lleva a cabo «interrogatorios» a sus pacientes enseñándoles la foto de esta mujer. Ayudada de sus dotes médicas y usándolas de una forma un tanto detectivesca va poco a poco avanzando en esta investigación.
Este film me ha recordado mucho a la anterior película de los Hermanos Dardenne, Dos Días y una Noche. En ambas, la protagonista femenina seguía una búsqueda imposible intentando conseguir su propósito, todo ello, intentando lidiar con su complicado caos mental y su entramado de sentimientos. A ambas les mueven motivos diferentes: a la primera, su futuro laboral; a Jenny Davin, su culpa.
A lo largo de toda la película, nos presentan a la Doctora como una persona que se desvive por sus pacientes. Como buen profesional, se encarga de tratar a todos sus pacientes de la mejor forma que sabe, incluso a diríamos que les llega a coger cariño. Por tanto, el haber omitido el socorro ante la llamada de la mujer, le está crucificando internamente.
Algo que me ha descolocado un poco de la película es qué pretendían los guionistas-directores introduciendo la trama con su ayudante Julien. Recordemos que es un estudiante de medicina que además, ayudante (supongo, en prácticas) de Jenny que, en un momento dado, tras una crisis de un paciente, se quedó en shock y no fue capaz de reaccionar. Todo lo contrario que hizo Jenny, una heroina. Recordemos también que es quien quiso abrir el fono cuando la mujer asesinada pidió ayuda, pero Jenny le negó la posibilidad.
Realmente, no he sabido interpretar si la intención de introducir a Julien era otorgar un confidente a Jenny, pues fue la persona más próxima a entender el dolor y la culpa interna que sufre. O si por el contrario, la finalidad era mostrar el lado humano de la Dra. Davin al implicarse, no sólo con sus pacientes, sino también con las personas en general.
Me ha parecido muy digna de reconocimiento la actuación de Adèle Haenel, sin duda una de las actrices más prometedoras del cine francés de su generación. Ha sido dos veces galardonada con el Premio César a la Mejor Actriz de Reparto y ostenta cuatro nominaciones en total. Si esta actriz sigue con este ritmo, podría llegar a ser una de las actrices francesas de primera línea.
En cuanto a la dirección decir que, predominan planos cortos. Este trato tan cercano pretende humanizar la historia y convertir al espectador en un observador más próximo a la misma. Respecto del guión, se cumplen varios rasgos de los Hermanos Dardenne: denuncia social, acercamiento a los dramas humanos, historias corrientes (para nada inverosímiles).
El ritmo de la historia no es tan frenético como en Dos Días y una Noche, quizás propiciado realmente porque en esa película, existía un límite temporal. Aquí, si bien también es rápido, al no existir ese término final, no existe esa sensación de agobio. Por ponerle una pega, el cauce de la historia me ha parecido que era un tanto predecible.