“El cambiazo” se presenta como una divertida comedia, que sin embargo cuenta con un elevado presupuesto, 52 millones de dólares, que harán que sea una cinta difícil de amortizar y eso que reúne todos los ingredientes para hacernos pasar un buen rato estas fiestas, a pesar de que las críticas estadounidenses no han sido muy benignas con esta.
De los guionistas de “Resacón en Las Vegas”, Jon Lucas y Scott Moore, llega “El cambiazo”, que sigue en la línea de esta, pero que deja ver más similitudes con otras películas de temática similar, como “Ponte en mi lugar”, dirigida por Mark S. Waters en 2003, y en la que pudimos ver como madre (Jamie Lee Curtis) e hija (Lindsay Lohan) se intercambiaban los papeles; o también la comedia “Este cuerpo no es el mío” (2002), de Tom Brady, donde la joven Rachel McAdams se despertaba una mañana metida en el cuerpo de Rob Schneider.
“El cambiazo” ha sido dirigida por un verdadero especialista en el género, David Dobkin, y que tiene en su haber trabajos como “Los rebeldes de Shangai” (2003), “De boda en boda” (2005) y “Fred Claus, el hermano gamberro de Santa Claus” (2007). Pero como él mismo dice, tiene mucho que agradecer al guion elaborado por Lucas y Moore: «Es un guion con una estructura increíblemente intrincada, y además es uno de los más divertidos que he leído nunca».
El film tiene como pareja protagonista al tándem compuesto por Ryan Reynolds (“La proposición”) y Jason Bateman (“Como acabar con tu jefe”), ambos muy puestos en el género de la comedia, y que esta vez cuentan con la colaboración de Leslie Mann (Hazme reír), Olivia Wilde (“Cowboys & Aliens”) y Alan Larkin (“Superagente 86 de película”).
El film nos muestra a dos amigos de toda la vida, que han acabado llevando estilos de vida muy diferentes, Mitch (Ryan Reynolds) es un soltero empedernido que no se atreve con el compromiso, y Dave (Jason Bateman) es un abogado volcado en su trabajo, casado con Jamie (Leslie Mann) y padre de familia numerosa. Tras años sin verse, coinciden en una noche de borrachera, y llevados por la bebida ambos reconocer que les gustaría llevar la vida del otro; y dicho y hecho, a la mana siguiente cada uno se levanta en el cuerpo del otro. Una experiencia que les lleva a comprobar que nada es lo que parece y que la vida soñada no siempre es lo mejor. Pronto tendrán que buscar una manera de volver a ocupar su lugar sin dejar demasiado caos por la vida del otro.