Lars Kraume es el director de El caso de Fritz Bauer, protagonizada por Burghart Klaussner, Ronald Zehrfeld, Lilith Stangenberg, Jörg Schüttauf y Sebastian Blomberg. Y que Caramel Films estrenará esta película en España el próximo 29 de Abril.
Kraume nacido en Italia en 1973 (Chieri) y crecido en Frankfurt am Main, (Alemania) tras selectividad trabajó como ayudante de varios fotógrafos. Y en 1992 rodó su primer corto, «3:21», ese mismo año se matriculó en la Escuela de Cine y Televisión de Berlín.
Su primer corto como estudiante; La vida es demasiado corta para bailar con mujeres feas (1996) le supuso el premio al Mejor Cortometraje de Cine en el Festival de Cine Internacional de Turín. En 1998 recibió el Premio Grimme al Mejor Director por su película de fin de carrera en la DFFB titulada «Dunckel«. Y no fue hasta 2001 cuando debutó como director con Viktor Vogel, realizo varios trabajos para televisión y un semi-documental que estuvo presente en la Berlinale de 2005, fundó junto a Frank Döhmann, Matthias Glasner y Jürgen Vogel la productora Badlands Film en 2007 y produjo su siguiente película en 2010, DIE KOMMENDEN TAGE. Y en el año 2012 Kraume abandonó Badlands Film para centrarse en su trabajo como escritor y un año después estreno su largometraje MEINE SCHWESTERN en el programa Panorama de la Berlinale. Más recientemente, ha dirigido el drama de ZDF «Familienfest» (2014) con un reparto estelar, y dirigió y escribió el guión de dos thrillers basados en novelas de Wolfgang Schorlau: «Dengler – Die letzte Flucht» (2014) y «Dengler – Am zwölften Tag» (2015).
¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer una película sobre Fritz Bauer?
Fue por un libro de mi coguionista Olivier Guez titulado «Heimkehr der Unerwünschten – eine Geschichte der Juden in Germany nach 1945». En el libro aborda cómo los judíos pudieron seguir viviendo en la tierra de sus asesinos después del Holocausto. Además, uno de los capítulos tiene que ver con Fritz Bauer y los juicios de Auschwitz. El libro me encantó y cuando Olivier presentó la traducción al alemán hace cuatro años en Berlín hablé con él y le dije que me parecía un tema muy interesante para una película. Cuando empezamos a estudiar la forma de hacerlo, enseguida surgió la figura de Fritz Bauer. Es muy interesante porque no se comporta como la mayoría de las víctimas que no quieren volver a hablar del Holocausto. A pesar de que se enfrenta a una resistencia tremenda, está empeñado en acusar a los antiguos nazis. Y no por venganza, sino guiado por un afán humanista y por el deseo de educar al pueblo alemán. Es evidente que un hombre de su carisma merecía ser el protagonista de una película.
Pero resulta complicado resumir una vida tan azarosa en una película de dos horas.
Desde luego. Sería prácticamente imposible desde el punto de vista dramático. Después de que Olivier y yo estudiáramos detenidamente su biografía decidimos centrarnos en la búsqueda de Adolf Eichmann. Era una de las partes de mayor suspense de su vida así que quisimos averiguar por qué perseguía Fritz Bauer y qué le convertía en un personaje tan fascinante. Contamos la historia de redención de un hombre que regresa a Alemania después de la Segunda Guerra Mundial convertido en un pesimista y que descubre su vocación en la lucha contra el olvido colectivo.
Durante su aparición en el programa de la televisión de Hesse «Heute Abend Kellerklub» se pone de manifiesto cuál es la auténtica motivación de Fritz Bauer.
Sí, por eso también reproducimos esa aparición televisiva en nuestra película. En el programa, cuando escuchas la forma en que intenta transmitir a los jóvenes el espíritu de la democracia, te das cuenta de que es el discurso de un verdadero humanista. Está convencido de que la generación de la posguerra alemana tiene la oportunidad de construir una nueva sociedad. Y lo cierto es que abrió una perspectiva totalmente nueva a los jóvenes de la era de Adenauer porque se atrevió a levantar el velo y a romper el silencio. Y así fue como se convirtió en una fuente de inspiración para las revueltas estudiantiles que tuvieron lugar después.
Eso corresponde a la grabación de vídeo original del principio de su película, cuando Fritz Bauer dice a los jóvenes alemanes que ahora están preparados para saber lo que ocurrió de verdad. ¿De dónde viene esa grabación?
De un anuncio de televisión en el contexto del juicio de Eichmann. Una manera perfecta de empezar nuestra película porque Fritz Bauer resume en pocas palabras lo que le preocupa. Cree que el futuro de su país depende sobre todo de que las jóvenes generaciones se enfrenten al pasado. Y está dispuesto a luchar hasta el último aliento para conseguirlo. De hecho, llega a arriesgar su vida.
¿Cómo realizó las investigaciones?
Leímos un montón de libros, incluyendo por supuesto las biografías que existen sobre Fritz Bauer. Nos reunimos con Gerhard Wiese, el último fiscal vivo del grupo de Bauer. Se trata de una persona brillante, con una inteligencia prodigiosa que nos contó cómo era la oficina del fiscal de Frankfurt en aquellos tiempos y qué tipo de fiscal general era su jefe. Resultó de gran ayuda. Además, mantuvimos conversaciones tremendamente interesantes con empleados del Instituto Fritz Bauer. Y poco antes de empezar a rodar, el Instituto inauguró una gran exposición en el Museo Judío de Frankfurt con muchos documentos interesantes.
¿En la exposición también figuraban los archivos de la policía danesa sobre Fritz Bauer?
Sí, se mostró al público por primera vez el informe de los daneses sobre sus contactos con homosexuales. Está documentado que cuando Fritz Bauer estaba exiliado en Dinamarca la policía le detuvo en compañía de prostitutos masculinos. Pero sólo hay especulaciones sobre cómo se enfrentó a su sexualidad cuando fue nombrado fiscal general de Hesse. En la película tratamos ese asunto con la mayor delicadeza posible. Pero para nosotros el tema de la homosexualidad era importante en dos aspectos. Primero, para el desarrollo dramático de la historia porque en aquella época estaba en vigor el Párrafo 175 del Código Civil según el cual las «actividades lascivas» entre varones estaban penadas por la ley, y para los enemigos de Fritz Bauer es una oportunidad para provocar su caída. En segundo lugar, para mostrar la tiranía de la época de Adenauer con este «párrafo homo», que los nazis endurecieron aún más cuando estuvieron en el poder, y que no se abolió en Alemania hasta 1994. Un ejemplo escalofriante de cuánto tiempo siguieron en vigor unas leyes injustas en la República Federal de Alemania.
¿Los fiscales que aparecen en la película son personajes reales o ficticios?
Casi todos los personajes existieron en la realidad, salvo en el caso de Karl Angermann, nuestro representante de una generación de fiscales jóvenes e idealistas que lucharon con Fritz Bauer por convicción. Nos inventamos el personaje mezclando varias personas reales para crear una figura que estuviera del lado de Bauer, y también para sacar el tema de la homosexualidad.
¿Cómo se unió Burghart Klaussner al proyecto? No había trabajado nunca con él, ¿no es así?
No, no nos conocíamos. Nessie Nesslauer, nuestra agente de casting me lo recomendó. No sólo era el candidato número uno en la audición sino que resultó ser el mejor. Comprendió inmediatamente a Fritz Bauer y lo interpretó maravillosamente bien. Era evidente que le atraía muchísimo el personaje y que tenía todas las cualidades para interpretarlo.
¿A qué cualidades se refiere?
La edad adecuada, el físico adecuado, la inteligencia, la madurez emocional, la rabia interior y una cualidad no menos importante: el humor. Yo no quería hacer una película moralizante e hipócrita. Por eso, para mí era importante que nuestro protagonista tuviera un humor ácido y cortante. Y a Burghart Klaussner se le da muy bien. Además, también acierta con el tono cuando Fritz Bauer dice frases como «Tengo una pista. ¡Si quisiera matarme no habría ningún rumor!»
¿Qué es lo mejor que le ocurrió cuando rodaba la película?
Fue muy emocionante ver cómo Burghart Klaussner insuflaba tanta vida a un personaje bastante introvertido dotándole de multitud de matices interesantes. Le gustó mucho el guión pero me sorprendió una y otra vez con nuevos detalles. Por ejemplo, con esa sonrisa traviesa y casi imperceptible que muestra muy a menudo.
¿Qué podemos aprender de Fritz Bauer en el siglo XXI?
Uno debería tener el valor de dedicarse en cuerpo y alma a una causa y perseguir sus ideales contra viento y marea. Fritz Bauer se topó con la oposición por ser un «judío que buscaba venganza» y estuvo rodeado de enemigos muy poderosos. Ninguna autoridad alemana quiso colaborar con él; sólo le pusieron obstáculos. Esta es una de sus legendarias declaraciones: «Cuando salgo de mi oficina, entro en tierra extraña, enemiga». Pero al final ganó. Para mí es un auténtico héroe.
En su opinión, ¿por qué deberíamos ir al cine a ver EL CASO FRITZ BAUER?
Porque el argumento es apasionante: es la sempiterna batalla de un outsider contra un sistema omnipotente. Pero fue una batalla real y no tuvo lugar en el universo inventado de un cómic. Para decirlo en pocas palabras: es la historia intemporal y emocionante de un héroe de carne y hueso.