La aventura continúa con Ghost Rider 2: Espíritu de venganza

Este viernes, vuelve a la carga uno de los personajes más oscuros de Marvel, se trata de “Ghost Rider: Espíritu de venganza”, creado por los guionistas Roy Thomas y Garu Friedrich, así como por el artista Mike Ploog, el personaje que vuelve a la gran pantalla, vio por primera vez la luz en 1972. Cuarenta años después, y tras el éxito de la primera entrega, “Ghost Rider: El motorista fantasma”, podemos disfrutar de la secuela en 3D.

A la estela de “Ghost Rider” dirigida por Mark Steven Johnson en 2007, le sucedieron readaptaciones de otros clásicos de Marvel, como “Iron Man” o “El increíble Hulk”. Aunque el éxito en taquilla de la primera entrega fue indiscutible, la crítica no quedó muy convencida, por eso entran en acción para esta segunda parte Mark Neveldine y Brian Taylor, capaces de revolucionar el cine de acción, como lo demuestran el éxito de “Crank: Veneno en la sangre” (2008), “Crank: Alto voltaje” (2009) y “Gamer” (2009).   «Creo que el estudio quería hacer algo más innovador con esta franquicia y nuestra actitud y estilo de hacer cine encajó perfectamente con todo lo que esperaban ver. Todos compartimos la misma visión», explica Mark Neveldine.

Y sin duda alguna, uno de los alicientes que decidieron a este tándem a aceptar el proyecto, fue la posibilidad de dirigir a Nicolas Cage (“Furia ciega 3D”, “Bajo amenaza”), un actor que hasta la fecha se ha revelado capaz de meterse en la piel de prácticamente cualquier personaje, sin importar los grotesco que este pueda llegar a ser. Neveldinde nos lo describe algo mejor: «Nick parece un lunático cuando lo ves en las películas, pero su forma de actuar es súper cerebral.  Todo está pensado de antemano, no está actuando como un loco sin más». En cuanto a Cage, también ha disfrutado de la experiencia de trabajar con ambos realizadores: «Derrochan energía, una energía exagerada e inusual, además trabajan con una intensidad salvaje. Están dispuestos a hacerlo todo. Y creo que yo también encajo con esa forma de trabajar», comenta el actor.

Pero Cage no es el único protagonista, por el contrario, el reparto de la última entrega de “Ghost Rider”, cuya acción transcurre principalmente en Europa, es sorprendente: Idris Elba (“Thor”), Ciarán Hinds (“La mujer de negro”), Violante Placido (“El americano”), Christopher Lambert (“Una mujer en África”), Johnny Whitworth (“Sin límites”) y Fergus Riordan (“El sueño de Iván”). Es bastante estimulante ver a un veterano como Ciarán Hinds haciendo del mismísimo Diablo, papel que el actor confiesa haber interpretado en una obra teatral.

Cage no es el único protagonista de la cinta, sino que también va acompañado por su inseparable Yamaha V-Max, la icónica moto de Johnny Blaze. Una moto que debe transformarse al mismo tiempo que lo hace el motorista cuando se convierte en Ghost Rider, por eso se acabó diseñando una Hell Cycle, que tiene un aspecto chamuscado, hecha de lava fundida y para la que el equipo de efectos visuales utilizó luces LED y otras señales con rotulador naranja que gracias a las nuevas tecnologías parecían desprender llamas. Unos efectos que aun cobraran mayor fuerza con el 3D: «Hay reglas, y Mark y Brian querían romperlas, así que mi trabajo fue precisamente eso: romperlas» asegura el estereógrafo Craig Mumma. «Queríamos utilizar su estilo y adaptarlo a la pantalla en una experiencia 3D que pudieran disfrutar los espectadores».

En la primer entrega de “Ghost Rider” una de las localizaciones estrella estaba ubicada en una región de Transilvania, concretamente en el Castillo de Corvin, que data del siglo XIV. También fueron protagonistas una autovía recientemente pavimentada a las afueras de Sibiu, o una gigantesca cantera en Targu Jiu, al suroeste de Rumanía. Nuevamente la acción vuelve a Europa, centrándose esta vez en las formaciones rocosas de Capadocia y Pamukkale, donde se halla la antigua ciudad griega de Hierápolis, así como el conocido sistema de aguas termales con cataratas fosilizadas y escalonadas.

Esta vez, Johnny Blaze/Ghost Rider (Nicolas Cage) continúa haciendo frente a la maldición de ser el cazarrecompensas del Diablo (Ciarán Hinds). Blaze se adentra en un viaje que le lleva a Europa del Este, donde se aliará con un grupo de monjes rebeldes (Idris Elba) para salvar a un niño y a su madre (Violante Placido) de las argucias del Diablo, que quiere hacerse con el cuerpo del niño; y aprovechando la situación intentará deshacerse de su propia condena.