Esta película relata los hechos ocurridos en Agosto del año 2000. Un submarino nuclear de la armada rusa, Kursk naufragó durante un ejercicio en aguas del mar de Barents. Un desastre al que le sigue una marcada negligencia gubernamental internacional que tiene en vilo al mundo. Mientras 23 marineros luchan por sobrevivir atrapados dentro del submarino, sus familias se enfrentan desesperadamente contra los obstáculos políticos y las escasas probabilidades de rescatarlos.
DEL LIBRO A LA PANTALLA
El guionista Robert Sodat -nominado a un Oscar por Salvar al Soldado Ryan- se sintió muy interesado por esta historia tan potente, y adaptó el relato de no-ficción para la pantalla, centrándose en la tragedia de esa historia tan humana. Con la misma minuciosidad del material original, Rodat contó con la ayuda del Comodoro David Russell, que estaba al frente de la misión de rescate que organizó la marina británica en su momento: David Russel también había contribuido a la investigación de Robert Moore.
Russell fue uno de los principales asesores de la película y es uno de los personajes principales de la película, al que da vida el célebre actor británico Colin Firth (El discurso del Rey, El topo). “La película sigue el recorrido del libro en muchos sentidos, y es una descripción muy fiel de los acontecimientos, tal como yo los viví,” dice David Russell. “Tiene que ser fiel, puesto que en líneas generales se sabe lo que ocurrió, son hechos históricos. Sin embargo, no es un documental, por lo que se toma alguna licencia creativa. Sin embargo, es fiel al espíritu del libro. Y el libro es un fiel reflejo de los hechos. En este sentido, es una versión muy precisa, aunque con un desarrollo artístico, de lo que realmente ocurrió.”
EL DIRECTOR
“La tragedia del Kursk fue algo que recuerdo solo de manera superficial”, dice el director, Thomas Vinterberg. “Pero un detalle que recuerdo bien, de la cobertura informativa, eran los mensajes. Los mensajes que se enviaban con golpes a través del casco del Kursk, ese grito de ayuda.”
Este director danés, cofundador del movimiento Dogma 95, que ha dirigido hasta la fecha películas de arte y ensayo como La caza y Celebración, normalmente suele crear él mismo los proyectos y también escribir los guiones de sus películas. “En este caso fue una invitación del actor que protagoniza la película, Matthias Schoenaerts, con el que había trabajado en Lejos del mundanal ruido (2015). Me pidió que leyese el guión, y al poder imaginármelo como protagonista, todo me encajó.
El guión de Robert Rodat era magnífico, y en él latía el tema universal de la carrera contra el tiempo. Eso es algo que todo el mundo ha experimentado en algún momento de su vida. La película trata de temas políticos y también es una hermosa historia de amor. Pero, sobre todo, me brindaba una oportunidad de tratar el tema de la carrera contra el tiempo. Hay un elevado grado de coraje y valentía en la manera en que estas personas se despiden. Me parecía que era muy emotivo y que quedaba muy bien reflejado en el guión. Cuando hube acabado de leer el guión, ya no me quedaba ninguna duda.” Luego estaba el desafío de hacer que esa historia pasase a ser también suya. En palabras de Vinterberg, “Robert Rodat, que escribió cada diálogo del guión, puso mucho empeño en que la historia fuese verdadera, en que fuese auténtica. Eso representa un gran reto, puesto que nadie sabe exactamente lo que sucedió. Todo el mundo murió. Por ello buscamos al mayor número de expertos que pudiésemos encontrar. Además, estaba el desafío de conseguir que fuese una tragedia dramática. El protagonista, por ejemplo, en la realidad no tenía hijos. En la película, en cambio, tiene un hijo y espera otro. Queríamos que quedasen reflejados todos los marineros del Kursk, los 71 niños que quedaron sin padre. Para ello combinamos diferentes realidades. Robert Rodat y yo estuvimos colaborando en el guión durante más de un año. Al final conseguí desarrollarlo de tal manera que me permite afirmar que es una película de Thomas Vinterberg. De hecho, esa es la única manera en la que yo puedo hacerlo. Hay que lograr que el proyecto pase a ser tuyo”, dice Vinterberg.
LA PRODUCCIÓN
Llegado el momento de producir la película, Luc Besson –de EuropaCorp- confió el trabajo hercúleo al veterano productor Ariel Zeïtoun (Miss Sloane, Colombiana, Bandidas), que también ha dirigido películas. Al preguntársele por los inicios, Zeïtoun recuerda que “el proyecto había quedado parado en varias ocasiones. De repente Luc Besson tomó la decisión de darle el visto bueno.
Fue entonces cuando me pidió que supervisase la producción. Con anterioridad, habían previsto un reparto mayormente americano. Colin Firth ya se había sumado al proyeto, y también Matthias Schoenaerts. Cuando yo me incorporé, tanto Luc, como Thomas y yo mismo sentimos que esta era una película básicamente europea, y que debíamos darle lo mejor que pudiésemos encontrar en Europa. Por eso decidimos ofrecerle a Léa Seydoux el papel de protagonista femenina. Así conseguimos relanzar el proyecto.
“Fue muy complicado producir la película porque era muy cara”, prosigue Zeïtoun. “Era demasiado cara. Pero teníamos que mantener el reto artístico, eso era fundamental.
Y también estaba el reto técnico de construir un submarino que pudiese sumergirse, con un equipo de rodaje en su interior. Esos dos retos eran difíciles de superar y muy arriesgados. Reuní a todo un equipo de producción y trabajamos para elaborar un presupuesto, trabajo que nos tomó varios meses, teniendo en cuenta las diferentes posibilidades que se presentaban. Tuvimos la suerte de poder contar con un equipo de rodaje fantástico, cada uno de los cuales era un auténtico artista en su especialidad. Debería citarlos a todos, aunque sé que no posible. No obstante, tengo que agradecer en especial al director de fotografía Anthony Dod Mantle y al diseñador de producción, Thierry Flamand, que hicieron un trabajo espectacular.
Todo el mundo, desde el diseñador de vestuario al montador, hizo un trabajo espléndido, que merece nuestro mayor elogio. “Thomas tuvo un papel bastante admirable en esta colaboración. No hizo ninguna concesión a sus ambiciones o a su visión artística, aunque comprendía perfectamente los problemas que podíamos tener a nivel de producción. Siempre intentó mantener la ‘creatividad’, una palabra que le encanta. En un plano artístico siempre se puede mantener la creatividad. Sin embargo, también se puede ser creativo a la hora de elaborar un presupuesto o cuando se buscan soluciones para una producción.
Seguramente esta es la película más difícil que nunca he producido”, concluye Zeïtoun. “En todos los niveles, no solo en el plano del presupuesto. También fue exigente a nivel técnico y artístico. Fueron muchos los riesgos que tuvimos que asumir y los retos eran muy altos. Por ello, seguramente es la película más difícil que he hecho en mi vida, pero también la más interesante de producir.”
A TRAVÉS DE LA MIRADA DE UN NIÑO
A pesar de que la película cuenta con un reparto internacional lleno de estrellas, arranca y acaba con Misha, el hijo de Tanya y de Mikhail, que tiene cinco años. Misha es una especie de “testigo silencioso” de todos los acontecimientos que rodean al Kursk, y tal vez un presagio para las futuras generaciones de rusos por la manera en que se relacionan y contemplan a su gobierno.
Espléndidamente interpretado por el actor Artemiy Spiridonov, Misha es a menudo el punto de vista del público a medida que la historia avanza.
“Él es un observador, y una persona dejada de lado”, dice Vinterberg. “Buena parte de la historia la vivimos a través de los ojos de este niño. Y supongo que lo asumimos porque nos hacía falta una ventana desde la que contemplar este mundo. Nosotros no somos rusos. Tampoco estábamos en el submarino: nunca estuvimos ahí dentro. Así que tuvimos que encontrar una ventana desde la cual contemplar y contar la historia, con la mayor humildad y curiosidad posibles, algo que es completamente natural. La mejor manera de hacerlo era ponernos en la piel de un niño.”
Para Zeïtoun, “creo que ese es uno de los aspectos que interesaron a Thomas en mayor medida, más allá del resto de la historia. Era el lado humano de la tragedia. Por eso tuvo tanto cuidado en desarrollar un personaje que al principio de la producción era muy pequeño, pero que en la película acaba siendo enorme: el hijo de los dos protagonistas. Eso también es una de las contribuciones de Thomas; es evidente. Y la importancia que el niño cobra en la película, así como su mirada, su punto de vista, su acción… Él es la persona que tiene la ‘última palabra’ en la película. Y está formulada de una manera muy contundente.”
VALORES FAMILIARES: LA VIDA Y LA MUERTE
La noción de solidaridad, que también incluye a la comunidad del pueblo y al grupo de esposas, que también son otro tipo de familias presentes en la película, representa un tema recurrente en las películas de Thomas Vinterberg. El director danés ha declarado que dos de sus películas preferidas son El padrino y Fanny y Alexander: ambas son películas sobre familias y su indestructible solidaridad ante la adversidad y la tragedia.
Muchas de sus películas también exploran el lado positivo y negativo de las familias o los clanes: Celebración, La cacería, La comuna, tanto en términos de solidaridad como en la exploración de la traición. “Es un tema recurrente en mis películas”, confiesa Vinterberg. “Puede que esté en mi origen, posiblemente. Es algo a lo que siempre regreso. Ya cuando estaba en la escuela de cinematografía estaba fascinado por la vida familiar, la unión y el tema del individuo confrontado a la comunidad. Es algo que me rompe el corazón. Tal vez porque crecí en una comuna, que era algo así como una familia grande y maravillosa. Luego me incorporé a otra comuna, en este caso Dogma 95. Por ello las comunidades, las comunas, los equipos de rodaje, son cosas que me han influido toda la vida. Y siempre regreso a este tema.
Por este motivo, cuando recibí el guión de Robert Rodat insistí en que teníamos que pasar más tiempo en esa comunidad antes de que el submarino estallara. Quería llegar al corazón del tema. Quería ver como la boda se celebraba y de qué manera la gente vivía junta. Este sentido de “comunidad” y de apoyo mutuo es algo muy cristiano, la noción de ayudar al vecino. Kursk, es una película que en el fondo es sobre la vida y la muerte. Todo en la película, y cada una de las escenas, es sobre la vida y la muerte. Es sobre perder la vida y sobre dar vida.
Es sobre Tanya cuando está caminando, cuando intenta respirar porque está embarazada. Y también es sobre los marineros en el submarino que intentan respirar porque el aire se esté acabando. Mi mujer es sacerdote, y siempre me dice que antiguamente la gente, a la hora de enfrentarse a la muerte, solía hablar mucho más de ella. La gente tenía una relación más natural, incluso a nivel de conversación, con el hecho de que nuestras vidas tienen un final. Pero hoy en día lo rodea un temor, y no creo que ese miedo sea algo sano. Esta película toca exactamente ese tema, el hecho de que al final, a todos se nos acaba el tiempo.”
LA VISIÓN DEL DIRECTOR
“En primer lugar”, dice Thomas Vinterberg, “hacer una película en un país diferente, en el que sorprendentemente todo el mundo habla inglés: tuve que encontrar otra manera de ser fiel a la verdad, a la realidad. Eso para mi era muy importante. Tenía que crear tanta verdad como pudiese. La credibilidad, al final, depende de cómo se mueva la cámara, también.
Era de la mayor importancia que hubiese un vínculo y una gran transparencia entre los actores y la cámara. En algunos momentos la cámara actúa con gran espontaneidad. Sin embargo, quería combinar esa espontaneidad con una cierta noción de cine y de grandiosidad. Creo que la historia es grandiosa. Hay un gran submarino.
Hay un gran desastre. Hay paisajes espectaculares. Por ello, quería combinar todos estos elementos, los elementos de la grandiosidad y de la credibilidad. Para mí, cada personaje de la película es una persona real,” prosigue Vinterberg. “Los puedo defender, a cada uno de ellos, y los quiero defender, es mi intención. Incluso si toman decisiones equivocadas. El almirante Petrenko toma la decisión de no salvar esas vidas humanas. Pero lo hace tras haberse planteado un dilema.
Es el responsable de toda la marina rusa, y de secretos muy importantes. Es parte de su trabajo. Él prefiere defender esos elementos de su trabajo, poniéndolos por encima del aspecto humano. Creo que es una decisión equivocada, pero no por ello deja de ser un personaje por el cual lucharé. Todo el mundo tiene una razón para hacer lo que hace”. “Eso es algo que me gusta de Thomas”, dice Matthias Schoenaerts. “No demoniza a ninguno de los lados. No le pone a un determinado gobierno la etiqueta de fuerza del mal. Siempre está buscando los matices y la humanidad que contiene esa realidad. Por eso creo que era el director apropiado para esta película. No se trata del bien y del mal, se trata del bien y del mal y de como se mezclan las dos cosas y en ocasiones resultan difíciles de distinguir.”
Para Ariel Zeïtoun, “el guión trabaja en diversos planos. Empezamos en el fondo del mar, y allí pasamos un buen rato. Pero también tenemos lo que ocurre en la superficie del mar: la relación de Rusia con el mundo occidental. Luego también tenemos lo que ocurre en tierra firme, con las familias de los marineros. Creo que es el elemento más Vinterberguiano de la película. Era algo fundamental para Thomas.
Hacer una película exclusivamente en un submarino, con gente que intenta sobrevivir está bien, es interesante. Pero él insistió –y logró incorporar al guión- en el elemento más vivo, la gente que luchaba por los que estaban muriendo. Creo que es la película más personal de entre las grandes producciones que ha dirigido. Es algo que salta a la vista por la manera en que se trata a los personajes, en la relación de estos con la vida, con su mundo cotidiano.
Si hay algo de Thomas que siempre me resulta impresionante es su relación con la realidad. Tenía que saber a la perfección como es un submarino, para que todo pareciese perfectamente real. Hablar de una máquina es una cosa, pero los seres humanos también deben establecer una relación meticulosa y muy profunda con la realidad. En este sentido, esta película tiene mucho que ver con las películas más personales de Thomas.
Creo que es algo que se detecta, se siente. No es simplemente un director de alquiler que ha sido contratado para rodar el proyecto. Puede que no haya escrito el guión”, dice Zeïtoun, “pero estuvo muy implicado en su redacción y en la preproducción. Aportó muchas ideas e indicaciones. La relación que tuvo con el guionista es muy parecida a la relación que estableció con los actores. Nunca se enfada. Habla, pregunta, hace propuestas, se interroga. Así, poco a poco, a medida que va planteando preguntas, llega a implicarse a fondo. Es la manera que él tiene de hacer suyo un proyecto.
Al mismo tiempo, él sentía un gran respeto por el guión. Si no se sentía cómodo con una escena siempre llamaba a Robert Rodat y hablaban del tema. Y ello a pesar de que Robert Rodat estaba en América y nosotros en Europa, y rodando: incluso así esperábamos. Thomas nunca tuvo la tentación de usurpar el lugar que le correspondía a Robert, o de reducir su papel. “Podría haber hecho una película sobre marinos en el fondo del mar o bien sobre un conflicto entre los poderes occidentales y Rusia. De hecho, hay muchos elementos en la película que nos podrían haber llevado en esa dirección. Pero eso no le interesaba a Thomas. Y, de hecho, a nosotros tampoco”.
LOS ACTORES
La película reúne a un impresionante reparto de actores internacionales: Matthias Schoenaerts, Léa Seydoux, Max von Sydow, Colin Firth, y Peter Simonischek.
“Conocí a Matthias en Lejos del mundanal ruido”, recuerda Vinterberg. “Juntos, dimos forma al personaje de Oak, del que ambos nos enamoramos. Se convirtió en un hombre y en un personaje al que ambos admirábamos. Supongo que por eso Matthias me “seleccionó” para dirigir su siguiente película. Seguramente porque vio un paralelismo entre el personaje de Oak y el de Mikhail: ambos eran nobles, ambos heroicos, y los dos son muy humildes. Son personajes con muchos matices, muy hermosos.
“Matthias procede de una tradición en la que se valora mucho la espontaneidad, en la que el actor espera cada momento, espera sumergirse en ese momento. Yo vengo de una escuela en la que domina la preparación, me gusta mucho preparar. Puesto que es una persona encantadora y amable, siempre viene a los ensayos y podemos trabajar juntos. Sin embargo, creo que a él le gustaría más trabajar con la espontaneidad del momento”.
“Tener a Léa Seydoux y a Matthias Schoenaerts juntos frente a mí, era como si todo cuadrase”, dice Vinterberg. “Los dos son actores magníficos, y les veo un aire ruso a ambos. Aunque no sé lo que diría un ruso sobre este comentario. Para mi el binomio funcionaba a la perfección. Además, tenía un aspecto de gestante. Eso le sale especialmente bien.
Léa Seydoux fue muy generosa. Estaba siempre muy abierta, al 100%. Siempre tuvo una gran entrega y sacó a la luz los aspectos más vulnerables de ella misma, tanto a la cámara, como al equipo, como a mí. Noté que ella confiaba en mi. Y su personaje, al final, resultó ser muy conmovedor. Es muy sincera, muy frágil, muy vulnerable y una persona de gran honradez. Demostró que es muy valiente al ser tan sincera y honrada frente a la cámara.”
Esta es la primera ocasión en que Seydoux, tal vez más conocida por sus papeles de intelectual lésbica y por ser una chica Bond, ha interpretado a una madre. De hecho, Kursk es la primera película en la que ha trabajado tras dar a luz a su primer hijo. “Creo que el hecho de que ahora yo sea una madre me ayudó”, dice Seydoux. “Pero siempre me ha interesado el tema de la maternidad. Para mi, es uno de los temas más importantes del cine: la maternidad y el amor. Por este motivo, la historia de Tanya me llegaba muy adentro.
De hecho, creo que cualquier madre puede sentirse identificada con su lucha.” Vinterberg, el director, se refiere a Artemiy Spiridonov, el joven actor que da vida a Misha, como “un niño que fue un milagro. Era encantador, tenía ganas de colaborar, tenía una gran curiosidad, es abierto, y tenía muchas ganas de que todo saliese bien. Y era muy bueno. Por cierto, Artemiy es el único ruso de verdad de toda la película, cosa que me pareció interesante. Hubo un momento en que quería que hablase ruso, pero no conseguí crear la oportunidad. Hubiese hecho que los otros 107 hubiesen aparecido como ridículos”. Seydoux añade que “era la primera película de Artemiy. No es un actor profesional. Y resulta magnífico. Es muy inteligente. Además, no estaba interpretando, era él mismo. Era sencillo y muy inmediato. Me encantó trabajar con él.”
Vinterberg solo tiene palabras de elogio para Colin Firth: “Es fantástico. Es una estrella de cine. Y a pesar de ello, ni se droga, llega siempre puntual, se sabe sus diálogos, es increíblemente humilde, y se entrega, se compromete. Sigue poniéndose nervioso sobre su interpretación. Además, es muy y muy bueno. Lo tiene casi todo, cosa que no es frecuente. Me encantó trabajar con él.”
Incluso el David Russell de verdad, al que Firth interpreta en la película, quedó impresionado por la interpretación. “Hizo un retrato y una plasmación impresionantes de los sentimientos de los que habíamos hablado: los desafíos técnicos, la frustración, la tristeza y el sentimiento de fracaso -por decirlo de alguna manera- al constatar que no lográbamos nuestros objetivos. Él se propuso plasmar esa realidad, eso tan auténtico –autenticidad técnica pero también emotiva- en el personaje al que daba vida. Por lo que he podido ver, lo ha conseguido. Pero, “recuerda mientras ríe,” en una ocasión, mientras estaba rodando una escena, le dije ‘No sé si lo has captado del todo, Colin’ y le di algunos consejos a Colin Firth. Cuando se lo conté a mi mujer y a mi hija, les hizo mucha gracia que me hubiese atrevido a hacerlo.”
EL RODAJE
“La película se rodó en dos lugares”, cuenta el productor Ariel Zeïtoun.
“La mayor parte se rodó en Bélgica, en los estudios AED de Amberes. También encontramos localizaciones naturales en Bélgica. Luego rodamos también en Francia durante unas semanas, sobre todo en bases militares francesas. Ello nos benefició mucho.
La marina francesa se mostró muy abierta, muy dispuesta a colaborar. Y entre los barcos que pusieron a nuestra disposición y las posibilidades de creación de efectos visuales digitales que teníamos, logramos crear unos barcos rusos fantásticos. Así fue como creamos la flota rusa.”
A mitad de la película, se quedan sin bombonas de oxígeno y Mikhail y uno de sus tripulantes se ofrecen voluntarios para ir al compartimento de al lado –completamente inundado de agua helada- para buscar más bombonas. Sin las bombonas todos el mundo morirá. La escena está llena de suspense y es muy sorprendente, en el sentido de que se rodó en una plano secuencia infinito, sin interrupciones, con los dos actores nadando bajo el agua. “Esa escena del buceo es muy interesante”, dice Vinterberg.
“La primera vez en que esta película entró a formar parte de mi vida, ya hace tiempo, quise que casi todo se rodase en planos y secuencias largas. Pienso que el tiempo es algo esencial. Cuando se hacen planos largos, se tiene una noción más real del tiempo. Al final, dejé de lado la idea, y me centré en un momento crucial, el momento en el que empieza a faltar aire y tienen que nadar bajo el agua durante bastante rato. Son más de tres minutos, sin cortes. Teníamos a un actor que podía permanecer bajo el agua más de cuatro minutos. Yo creía que era imposible. Es todo lo que quiero decir sobre esa escena.
Lo demás que hicimos lo mantengo en secreto.” El equipo también rodó algunos planos en un submarino real, La Redoutable, que está en el museo naval Cité de la Mer, en Cherburgo-Octeville, en Francia. Se rodó sobre todo el largo paseo de Mikhail a lo largo de los compartimentos del Kursk, mientras los marinos van embarcando para las maniobras. “Thierry no quería rodar a bordo de La Redoutable porque es muy francés”, recuerda Dod Mantle. “Pero con atrezzo y dirección artística conseguimos que tuviese un look adecuado. Lo que se consigue, al rodar en un submarino como ese, es un paseo largo y sin interrupciones. Se consigue un poco más de valor de producción.”
Con todo el talento de Dod Mantle como director de fotografía y jefe de iluminación, parece que el aspecto que más valora Vinterberg de su colaborador es su capacidad de conectar con los actores y de aportar más realidad y más verdad a lo que vemos en la pantalla. “Anthony siempre se está relacionando con los actores, y tiene una relación casi psicológica con lo que está ocurriendo en la pantalla”, dice Vinterberg. “Él ya sabe qué va a ocurrir antes de que pase.” Dod Mantle mismo intenta explicarlo, diciendo que “me gusta estar lo más cerca de la cámara que se puede. Por ello, a veces si es posible, me gusta ser el cámara.
Me gusta la posibilidad de tener movimiento emotivo, de repente, aunque la cámara esté en una Dolly o en una grúa. Normalmente cambio de idea de una toma a otra. Por eso, me quedo cerca del actor o de la actriz y los observo, ellos a su vez también me observan, y es como si hubiese una corriente entre nosotros. En realidad, no hay nada entre nosotros. Es un contacto. Se puede llamar vínculo o magnetismo, pero es algo real. No siempre resulta fácil plasmarlo, o incluso de comprender como actor. Pero ahí está. Si te abres a ello, entonces en la mitad de las veces sabes lo que va a ocurrir antes de que pase.”
LA PELÍCULA FINAL
A pesar de basarse en hechos reales, Kursk es una película dramática, sin ninguna duda.
Cuenta la historia real de unos hombres y unas mujeres que lucharon contra gobiernos y contra la naturaleza, intentando sobrevivir. En lo tocante al accidente en concreto, todavía hay muchas “verdades” y versiones distintas de lo que realmente ocurrió en 2000 y por qué. Pero el hecho de que el Comodoro David Russell, de la Royal Navy, sea al mismo tiempo un asesor de la película y un personaje de la misma, le confiere a la película un aire absolutamente verídico. Es una de las pocas personas que estuvieron de verdad en ese momento y en ese lugar, y su presencia enriquece a la película de muchas maneras.
“Espero que sea cierto”, dice Russell. “Creo que es importante. También creo que fue importante para Robert Moore, que escribió el libro. Los dos sabíamos, y aceptábamos, que la película no iba a ser un documental, sino una interpretación artística de los hechos. Sin embargo, era alucinante observar esas escenas. Me traía de nuevo la tristeza terrible que todos sentimos al ver que no pudimos salvar a nadie. Sobre todo, creo que fue una gran tristeza para las familias. Pero la película se mantiene fiel a los hechos básicos y centrales,” prosigue Russell. “También queda bien reflejada la frustración que todos sentimos por las tensiones políticas. ¿Por qué lo rusos no quisieron que nadie los ayudase desde el principio? Hay muchos motivos detrás de eso. Pero Thomas y todos los que han trabajado en la producción han hecho una película que resulta importante porque es creíble y auténtica. No obstante, está cargada de emoción.
En ese sentido, creo que se trata de una película muy hermosa”. El productor Ariel Zeïtoun recapitula toda la producción de Kursk y recuerda, desde su punto de vista, que: “Hay muchas escenas en las que pensaba que les iba a dejar rodarlo a pesar de estar seguro de que no entraría en el montaje final. Hay muchas escenas de ese tipo, de las que pensaba que nos íbamos a deshacer en la sala de montaje. Y sin embargo, cuando las hemos incorporado al montaje final, son escenas que resultan muy potentes. Ahora mismo me pelearía por volver a rodarlas.
Es una de las lecciones de nuestra profesión. Cuando estás produciendo una película, no estás en posesión de la verdad. Solo tienes un guión. Hay cosas que te gustan y cosas que no te gustan. Pero el guión solo es un punto de arranque, un esquema. Es como una escalera que te permite hacer una película. Pueda que se trate de una gran escalinata, si queremos hacer una gran película.
En cualquier caso, vamos desde lo escrito a la imagen. La imagen de una sola toma es capaz de generar cosas que nunca podrían haberse imaginado. De repente, estás mirando a un ser humano. Lo que eran frases muy largas y descripciones en el guión, se convierte en una sola frase. Se entiende todo, porque todo son diálogos que están en boca de seres humanos. Esos fue lo que ocurrió con la película. En la secuencia final el niño, con un simple gesto, comete un acto de rebeldía. Había diálogos y la gente hablaba. Poco a poco, todo fue emergiendo. Las palabras, una tras otra, quedaron suprimidas, y solo quedaron los actos, los hechos, el look y el significado de la escena. Y resulta más poderoso por ese motivo.
Por ello, lo que recuerdo bien es que a pesar de todas las películas que he hecho y de todo lo que sé, al final siempre quedo sorprendido por la película final, sobre todo cuando están hechas, como en este caso, con un director como Thomas que toma las riendas, y cuando hay mucha ambición en torno a la película. Cuando esa ambición está en el aire, siempre queda uno sorprendido, superado. Recuerdo nuestro primer día de rodaje,” prosigue Zeïtoun. “Estábamos en una embarcación militar en Toulon, y Thomas reunió a todo el mundo -el equipo, los extras, los soldados, los marinos-. Hizo un pequeño discurso para arrancar la producción.
Una de las cosas que dijo fue ‘Vamos a hacer una película sobre personas que han muerto. Lo vamos a hacer en su honor y no los vamos a traicionar ni a utilizar. Seremos honrados y justos’. Recuerdo que fue muy hermoso. También fue muy sencillo. Esa fue la manera que tuvo de ver y aproximarse a la película y el espíritu con el que la hizo.” “Si tengo que resumir ese sentimiento”, dice David Russell, “me dijo alguien el otro día que esta película era sobre mí, a lo que respondí que no. Es algo que conviene tener presente. No es sobre mí. Ni siquiera es sobre Petrenko o Gruzinsky, o sobre nadie en concreto. Es sobre la tripulación del submarino. Y en concreto, sobre la tripulación de ese submarino, que se embarcó en una nave que tenía que ser la mejor de la flota rusa. Estaban cumpliendo con su deber para con su país. Es sobre lo que les ocurrió a ellos y a sus familias. Y si la película estuviese dedicada a alguien, tendría que ser a la tripulación del submarino y a sus familias. Ellos sí son un grupo de personas muy especial.”