Ahora que ha terminado la octava temporada de Shameless si todavía no estás siguiendo las aventuras (o mejor dicho, desventuras) de los Gallagher, como ellos mismos dirían ¿a qué estás esperando? Vale, ellos habrían añadido algún taco a la pregunta, pero lo importante es apuntarse a una de las series más entretenidas actualmente. Pero vamos al lio.
Para empezar, nada mejor que hablar sobre la cara del “patriarca”, Frank (William H. Macy), que empezó la temporada a punto de ir por el buen camino, incluso beatificándose a sí mismo, entrando a robar a casa de uno de los amigos ricos de Liam, el pequeño de la familia, al darse cuenta de que este último le había dado incorrectamente la clave de la alarma de seguridad para que no pudiese culminar el robo, mientras la imagen cambia y nos lleva al mismo Liam (Christian Isaiah), tumbado en una hamaca, disfrutando de un refresco con su amigo, como si nada.
A las chicas de la casa Gallagher, no les han ido tan mal las cosas en comparación a sus hermanos, después de todo. Mientras Fiona (Emmy Rossum) a pesar de los inquilinos morosos, los ocupas, la reaparición de su casi marido y esa relación que parece que va a mantener con el experto en carpintería que ha dejado embarazada a su vecina lesbiana cuyo bebe será el número siete para él, sigue firmemente dispuesta a hacer de su edificio un lugar mejor y vivir de ello. Debbie (Emma Kenney), después de perder su último trabajo en un parking por soldar el coche de un cliente a un contenedor, ha terminado pagando caro sus chapuzas como soldadora clandestina, protagonizando la escena más grimosa de la temporada (que con esta serie ya es decir) cuando tras lesionarse y por no poder pagar la operación, Frank termina cortándole 3 dedos del pie mientras ella yace inconsciente. Le queda pendiente el tema de la custodia de su pequeña, ahora que el padre de Frannie va a casarse y tener una vida mucho más estable que la de ella.
La peor parte, como parece habitual últimamente, se la ha llevado Philip (Jeremy Allen White). Tras tratar por todos los medios salvar a su jefe/padrino de una recaída en el alcoholismo y fracasar. Sus intentos por proteger a su también alcohólico ex profesor de acabar en prisión por estrellar su coche contra una casa, tampoco sirvieron para nada, recibiendo además la noticia de su muerte en la cárcel. Y aunque podía haberse aferrado a su retomada relación con Sierra (Ruby Modine), decide ser un poco honesto con ella y decirle que no está anímicamente preparado para algo serio, y eso que ella todavía no sabe que Lip era consciente de que su ex iba a tener un hijo con otra mujer. Creo que aún le quedan palos por recibir.
Siguiendo con los chicos Gallagher, me parece increíble cómo se las ha apañado Ian (Cameron Monaghan) para empezar la temporada centrado en su trabajo de paramédico y terminarla detenido por la policía, después de ser proclamado como el Jesus Gay por la comunidad LGTB en su barrio tras los incidentes que ha protagonizado enfrentándose a todo tipo de situaciones homofóbicas, al implicarse de nuevo con Trevor (Elliot Fletcher), tratando de ayudarle en su refugio para personas sin hogar por su orientación sexual. ¿Coincidirá con Mickey en prisión?
Le toca el turno a Carl (Ethan Cutkosky), que termina subiéndose al autobús con destino a la Academia militar por los pelos, aprovechando un despiste de Kassidi (Sammi Hanratty) para huir, a la carrera, en ropa interior y descalzo antes de que ella pudiese volver a esposarle a la cama. Tengo que reconocer que me he reído muchísimo con los desequilibrios de la ahora mujer de Carl, para intentar evitar que este se marchase a la academia. Claro que, cuando conoces al amor de tu vida porque te ha secuestrado para librarte de tu adicción a las drogas, encerrándote en un sótano, encadenada, hasta que pasas la abstinencia… ¿Cómo le puedes dejar escapar?
No puedo terminar sin comentar las peripecias de los vecinos, Kevin y Verónica (Steve Howey y Shanola Hampton, quienes tras recuperar su bar de las manos de Svetlana (Isidora Goreshter), no pueden evitar caer de nuevo en las redes sexuales de la rusa, que con su pericia, consigue seguir formando parte de su negocio y su cama, y liarles para secuestrar a una de sus compatriotas para hacerse pasar por ella el día de su boda, con Kevin de padrino, incluyendo el recoger a la madre de la supuesta novia en el aeropuerto y “entretenerla” hasta el momento clave en el altar.
Así que bueno, como decía al empezar, Shameless es una serie de las que valen la pena. No deja de sorprender en cada nueva temporada, aunque eso sí: no es apta para los políticamente correctos. Los Gallagher no vuelven hasta 2019. Tiempo de sobra para ponerse al día y sufrir la espera con todos nosotros.
Artículo por Maca