Muy buenas,
Probablemente habréis oído hablar de esta serie en las últimas semanas, pues esta serie de Netflix ha hecho estallar las redes desde su estreno. De hecho, 13 Reasons Why se ha convertido en la serie más comentada por Twitter en lo que va de 2017.
Su temática afronta uno de los temas de mayor actualidad: el bullying y los efectos desastrosos que acarrea. La forma de abordar este tema es mostrando directamente las consecuencias: el suicidio de Hannah. Pero a lo largo de sus 13 episodios lo que se va descubriendo son los motivos.
13 Reasons Why está sacada de un libro homónimo escrito por Jay Asher. Inicialmente, fue concebida como una película que iba a protagonizar Selena Gomez, sin embargo, finalmente Netflix compró los derechos y se decidió por el formato de una serie con 13 episodios. Selena Gomez decidió permanecer en el proyecto, pero desde la faceta de productora.
Los primeros dos episodios están dirigidos por el ganador de Oscar, Tom McCarthy por la película Spotlight. Como es costumbre en las series actuales, directores de renombre marcan el estilo en los primeros episodios de las series y luego ceden el testigo. Por ejemplo, Penny Dreadful con J.A. Bayona.
La premisa es la siguiente: Hannah Baker (Katherine Langford) es una estudiante de secundaria que decide quitarse la vida, pero antes de hacerlo graba 13 cintas en las que explica los 13 motivos por los que decidió suicidarse. Cada cinta se corresponde con una persona de entre su círculo de relaciones en el instituto que contribuyen a la fatal decisión.
Como última voluntad, entrega las cintas con el objeto de que los 13 “culpables” escuchen todas las cintas y se la entreguen al siguiente, siguiendo el orden numérico de las cintas.
Es una serie imprescindible, pues desgraciadamente el bullying es uno de los problemas más graves con el que se enfrentan las personas en la adolescencia y una de las mayores causas de suicidios entre jóvenes. Como se dice “el hombre es un lobo para el hombre” y el peor enemigo de las personas somos nosotros mismos, los más capaces de hacer crueldades.
Pero Hannah no es la única protagonista de , puesto que también está Clay (Dylan Minnette), aparentemente el típico chico bueno, responsable y honesto, que estaba locamente enamorado de Hannah. La historia se inicia cuando él recibe las cintas y el espectador conoce el contenido de las cintas al mismo ritmo que Clay.
Tal y como se produce en la vida real, se establecen marcadas diferencias entre cómo afrontan el desastroso acontecimiento los alumnos/amigos, los profesores y los padres. Sus reacciones son hiperreales, desde un abrumador sentimiento de incomprensión por parte de los alumnos, hasta la preocupación encarecida de los padres, temerosos de que sus hijos sean víctimas de abusos físicos o verbales. Todo ello enmarcado con un instituto que quiere eludir los conflictos, evitando así que sean responsabilizados por el suicidio de una estudiante.
Por otro lado, tenemos también a las víctimas colaterales de este incidente, los padres de Hannah: Andrew (Brian d’Arcy James) y Olivia (Kate Walsh) Baker. Mientras luchan por superar la pena por la muerte de su hija, intentan comprender qué le llevo a querer quitarse la vida. Excelente actuación de Kate Walsh retratando a una madre al borde de la depresión y desesperación, posiblemente de lo mejor de 13 Reasons Why.
Esta serie se sirve en abundancia de la técnica de los flashbacks, supongo que es de lo que se servirían los libros, pero en el formato televisivo se encontraban con un problema: ¿cómo distinguiremos al Clay del presente con el Clay del pasado? Con la tirita en su rostro. Todos reconocíamos perfectamente qué Clay teníamos en cada escena gracias a si llevaba o no la tirita.
13 Reasons Why es una serie dura, porque cuenta la realidad con crudeza lo que hace que no sea un paseo llevadero. Sin embargo, está ejecutada con elegancia, pues la técnica de las cintas es una forma idónea para ir descubriendo poco a poco lo que llevó a Hannah Baker a tomar dicha decisión. Esta serie es de visualización imprescindible, porque va a hacer que recapacitemos sobre que nuestras acciones tienen consecuencias más relevantes de lo que pensamos sobre aquellos con los que nos relacionamos día a día.
Atentamente,
Carmen Peris