Crítica de Chicos Buenos (Good Boys) de Gene Stupnitsky

Desde hace ya alguna temporada nos encontramos en una época en el que al parecer los remakes, superhéroes, terror o musicales parecen haber copado el interés del público. Marginando por momentos el género de la comedia para adultos. Así que siguiendo la estela de Resacón, De boda en boda o Supersalidos hace más de 10 años, tal vez se podría discutir al respecto y podríamos decir que ninguna ha estado a la altura, la mala calidad o el desinterés en general por parte del público sean los responsables de ese hundimiento.

Pero si es verdad que de vez en cuando encontramos títulos que nos sorprenden, y este es el caso de Chicos Buenos (Good Boys) llevada a cabo por Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, que nos ofrecen un nuevo título para añadir a esa breve lista de comedias que destacan en el género.

Y tal vez en principio no sorprenda la premisa general de esta película, porque ya la hemos visto innumerables veces en el cine, ya que está estructurada como una historia típica de gente mayor de edad, pero lo que la hace especial y diferente es que no trata sobre unos adolescentes que gradúan y comienzan entonces sus vidas como adultos. En cambio, trata temas y retos típicos de la adolescencia, y aunque haya temas reconocibles y arcos de personajes, que normalmente encontremos familiares, encontraremos un soplo de aire fresco y reutilizado con un nuevo contexto, y la película transcurre en algunos escenarios únicos e hilarantes.

Lucas, Max y Thor

Porque ¿Hasta qué punto un día cualquiera puede convertirse en un auténtico infierno? Así, que los creadores de Supersalidos, Superfumados y La fiesta de las salchichas llevarán a tres chicos de 12 años hasta el límite de la comedia.

Y es que Max, (Jacob Tremblay, de La habitación) ha sido invitado a su primera “fiesta del morreo”, pero hay un problemilla: y es que nunca ha besado a nadie y no sabe cómo hacerlo. Así que contará con la inestimable ayuda de sus dos mejores amigos, Thor (Brady Noon, de la serie “Boardwalk Empire”) y Lucas (Keith L. Williams, de la serie “El último hombre en la tierra”). Así que Max decide emplear y usar el dron de su padre (el cual tiene prohibido usar) para espiar a a una pareja que se está dando el lotePero, el plan no puede salir a peor y el dron no sobrevive a esa “importante” misión, así que están decididos a tratar de dar el cambiazo antes de que el padre de Max (Will Forte, de “El último hombre en la tierra”) llegue a casa, con lo que estos tres amigos se embarcarán así en una odisea que les llevará a involucrarse en el mundo de drogas, e incluso se verán perseguidos por la policía y por unas aterradoras adolescentes (Molly Gordon, de El alma de la fiesta y Midori Francis, de Ocean’s 8).

La mayor preocupación que siente el espectador antes esta premisa es que la película podría estar tocando la misma nota una y otra vez, más concretamente que los niños se metan en situaciones y terminen siempre involucrados en cosas que no comprendan al completo. Pero si bien hay mucha comedia en esa atmósfera, y Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky realmente saben que teclas tocar para expandir más allá y explorar legítimamente la experiencia de tener 12 años.

Lily, Max y Hannah

Empezando con cosas simples, como que los protagonistas ven un paseo en bicicleta hasta el centro comercial como un viaje increíblemente largo, o creer que beberse en tres sorbos una cerveza te hace alcohólico, pero también profundiza sorprendentemente en temas como el motivaciones detrás de las relaciones que tienes a esa edad.

Además a medida que avanza la historia se nos habrá proporcionando grandes risas durante el camino de Chicos Buenos, mientras nuestros protagonistas van madurando y tratando de conocer a grandes rasgos cosas del mundo adulto. Y a pesar de lo conmovedor que puede parecer, es una comedia y la película cuenta con secuencias fantásticas y memorables. Como cuando Max, Thor y Lucas tratan de cruzar una autopista, o entrar en medio de una batalla de paintball en una casa de fraternidad, pero también encontramos situaciones más simples, como cuando vemos a los niños sin saberlo, descubriendo un amplio inventario de juguetes sexuales o enfrentándose a un policía fuera de servicio (Sam Richardson) en una tienda mientras compran cerveza. Jugando con los ritmos y las intensidades sin desviarse demasiado de la realidad, y eso es consistentemente divertido.

Y supongo que lo que hace que la película sea tan sorprendente es lo impresionantes que son los tres protagonistas, particularmente sabiendo que hay muchas estrellas adultas secundarias, y sabiendo que cada papel exige algo especial del actor, y no solo nuestros tres jóvenes intérpretes han sido excepcionalmente bien escogidos, sino que poseen una química fantástica juntos.

Jacob Tremblay es sin duda el más reconocible entre los tres principales, pero su actuación no solo está a la altura de su reputación, ofreciéndonos así un sorprendente don de la interpretación a pesar de sus anteriores experiencias (dado que ni La habitación ni Wonder, sus dos títulos más notables en su filmografía, son tan diferentes a la comedia). Al ser menos conocidos, Brady Noon y Keith L. Williams tienen la oportunidad de sorprender realmente, y lo hacen absolutamente: el primero con una actitud divertida y el segundo al ofrecer algunas de las líneas de diálogo más histéricas hasta ahora de lo que llevamos de año.

Finalmente y sin duda alguna el público se mueve en muchas direcciones cuando se trata de entretenimiento, pero Buenos chicos (Good Boys) es una película que merece la experiencia de disfrutarla del cine. Ya que es esencialmente una buena oportunidad de unirse a una risa estimulante durante 90 los minutos de duración en una sala de cine. Sobre todo en el momento en que escasean las excelentes comedias de adultos, así que esta bien vale la pena.

Sobre el Autor

Alfi

Diseñador e ilustrador, amante del séptimo arte, devorador de Bandas sonoras y de videojuegos, y un fiel servidor al Orden Jedi.