– Un día te van a dar una paliza, Woodroof. O quizá algo peor.
– Uno tiene que morir de algo.
“Sólo tenemos una vida, y quiero que signifique algo.”
«La ley a veces parece carecer de sentido común. Y si una persona está terminalmente enferma debería poder tomar lo que piensa que le puede ayudar, pero la ley no dice eso.»
– Sr. Woodroof… me temo que usted no es más que un común narcotraficante. Así que, si nos disculpa…
– ¿Yo soy el traficante? ¡Ustedes son los traficantes! ¡Maldición, hay gente muriendo! Y todos ustedes tienen miedo, que encontremos una alternativa sin ustedes. Las compañías farmacéuticas le pagan a la FDA, para que apoyen sus productos. Claro que no quieren ver mi investigación. No tengo suficiente dinero en mi bolsillo para hacer que valga la pena.
“Un buen restaurante, una mujer guapa, casi me siento humano otra vez.”
«La Dra. Eve es buena, ¿no? Me habla directo a la cara.»
“Les daré una noticia, no hay nada que pueda matar a Ron Woodroof en treinta días.
– ¿Alguna vez extrañas una vida normal?
+ ¿Vida normal? ¿Qué es eso? No existe.
– Sí, eso creo. Sólo quiero…
– ¿Qué?
+ … una cerveza helada, volver a montar un toro. Llevar a bailar a mi mujer. Quiero niños… Tengo una, sólo una vida, ¿no? Sólo mía. Pero a veces quiero la de otro. A veces, siento que peleo por una vida que no tengo el tiempo de vivir. Quiero que todo tenga un significado.
Lo tiene.
«Dijo que me iba a morir en 30 días y ¡sorpresa!…ya pasó un año y mire quién sigue aquí.»
– ¿No te vuelve un poco loco ver a esos tipos hablando de eso; curando enfermos mientras presumen un Rolex de oro? ¿Qué saben sobre pacientes enfermos?
+ Son representantes farmacéuticos, no doctores. Y nos guste o no, esto es un negocio.
– ¿Cómo diablos obtuvieron el permiso para ir directo a pruebas humanas?
+ La gente está desesperada. Sabes, la gente está muriendo. No hay nada más.