“Bajo Amenaza” es el último trabajo del director Joel Schumacher, quien desde la década de los setenta ha mantenido cierta irregularidad en su carrera, ya que sus cintas han pasado del thriller (“Un día de furia”) al género fantástico (“Jóvenes ocultos”), abarcando también el musical (“El fantasma de la opera de Andrew Lloyd Webber”) o el drama bélico (“Tigerland”). Sus últimos trabajos, “Town Creek” (2009) – ni siquiera vio la luz en nuestro país – y “Twelve” (2010), pasaron sin pena ni gloria por la taquilla, aun así, este no se rinde y apuesta ahora por la idea del productor Irwin Winkler, un thriller que mantiene el suspense y los espacios cerrados, una técnica de la que ya hizo gala el realizador con “Ultima llamada” (2002).
«Al igual que “Un día de furia”, “Última llamada”, e incluso “Asesinato en 8mm.”, creo que “Bajo amenaza” tiene un toque de humor negro. Espero que el público se dé cuenta de que está hecho adrede y que es divertido porque nada es siempre totalmente divertido o totalmente serio». Estas son las palabras que emplea el director a la hora de explicar su trabajo, aunque las críticas sobre este no han sido muy halagüeñas y el público estadounidense no ha hecho precisamente cola para ir a verla, cuando se estrenó el pasado mes de octubre. Ahora solo queda esperar que su recibimiento este fin de semana en nuestras salas, sea algo más positivo.
Schumacher nos presenta a Kyle (Nicolas Cage) y a Sarah Miller (Nicole Kidman), un matrimonio que disfruta de una elevada posición social, con todas las comodidades que ello conlleva, y que son padres de una hija adolescente, Avery (Liana Liberato). Un día como otro cualquiera, mientras la familia disfruta de una tranquila cena, alguien llama al timbre: unos agentes de policía que piden que toda la familia se reúna en la sala de estar. Pero cual no será la sorpresa de la familia cuando descubran que no han abierto la puerta a verdaderos policías, sino a una peligrosa banda de ladrones que pretender hacerse con todas las posesiones de la familia, aunque Kyle, no está dispuesto a permitir tal atropello.
La trama, se desarrolla en una sola noche y un único espacio; y para ello, hicieron falta 40 días de rodaje, para narrar en estricto orden cronológico esta historia que mantiene el suspense hasta el final: «Es un auténtico lujo poder rodar así, porque no tienes que preocuparte por hacer que todo coincida, o dónde estabas exactamente en este punto o en ese. Elimina todo ese aspecto de estrés del proceso», contaba Cage.
También hay que alabar el trabajo artístico, y de este modo nos explicaba el productor René Besson, la labor llevada a cabo por el director de fotografía Andrzej Bartkowiak: «Sabe cómo pasar de un aspecto muy sofisticado y elegante a uno muy crudo, cámara en mano, estilo ‘cinéma vérité’».
También fue necesario construir el interior de una casa de dos pisos, con 900 metros cuadrados, que imitase a la de la familia Miller, y para ello se utilizó el Centro de Convenciones de Shreveport. Tampoco podía faltar una piscina a tamaño real en el mismo decorado, simulando los planos externos.
En este su último trabajo, el director Joel Schumacher ha contado con la colaboración de actores de renombre, como Nicolas Cage (“Ghost Rider: Espíritu de venganza”), con quien ya trabajó en “Asesinato en 8 mm”, y al que ahora convierte en héroe, acompañado por una pareja de lujo, Nicole Kidman (“Australia”). Por su parte, Liana Liberato (“Trust”) hace las veces de hija de la pareja en la ficción. En el grupo de asaltantes tenemos a Ben Mendelsohn (“Asesinos de elite”), que encabeza al grupo de delincuentes, Cam Gigandet (“El sicario de Dios”) hace de hermano pequeño de este, y Jordana Spiro (“…Y que le gusten los perros”) interpreta a la novia de este, una stripper adicta al crack. Y para completar el cuarteto, solo falta Dash Mihok (“El día de mañana”) que encarna al brutal gorila de la panda.