Durante la mayor parte de Alien: Covenant parece que esta va a suponer el regreso sorprendente a la esencia y forma de la franquicia que todos esperaban que pudiera llegar a ser. Mientras que Prometheus trataba de mantener el equilibrio en sus actividades filosóficas con las exigencias respectivas de una superproducción, Sir Ridley Scott regresa a lo elemental con Alien: Covenant, apartando a la primera a un lado mientras Covenant se establece de forma elegante esta nueva película y su estética melancólica y escalofriante.
Pero por desgracia, Covenant no es capaz de mantener este impulso, y si es sabido que contiene todos los elementos para convertirla en una cinta de éxito, y además contiene ciertos momentos realmente aterradores y sangrientos que la hace ascender hasta la cumbre de la franquicia, también hay algunos defectos abundantes que destacan que te dejan un sabor a amargo porque sabes que tal vez Alien: Covenant podría haber sido mucho mejor del resultado final.
La Covenant es en realidad una nave colonial que tiene como destino un remoto planeta al otro lado de la galaxia, la nave es atendida mientras su tripulación hiberna por un droide, Walter (Michael Fassbender), una versión mejorada de David de Prometheus, mientras que la tripulación está en hibernación hasta llegar a su destino. Pero siete años antes de llegar a su destino final la tripulación es despertada, cuando deciden responder una señal de socorro interceptada proveniente de un planeta desconocido y que también parece habitable. Una vez allí, parte de esa tripulación bajará a la superficie planetaria a investigar y ver si este podría ser su nuevo emplazamiento para colonizar, así que tratarán de encontrar algún tipo de peligro, un planeta desierto salvo por los legendarios monstruos de la franquicia y por David, que de alguna manera sobrevivió en el planeta durante la última década.
Ridley Scott nos asombra y pretende mantener al margen lo visto en Prometheus, tratando de regresar al miedo y el terror de la primera entrega como bien lo de muestra en las diferentes circunstancias aleatorias que finalmente llevan a Daniels (Katherine Waterston), Christopher (Billy Crudup), Karine (Carmen Ejogo), Faris (Amy Seimetz) y varios otros miembros de la Covenant hasta la superficie planetaria. Mientras que ese terror o miedo está aletargado, casi subestimado, se puede notar a Scott transmitiendo esa tensión de una manera experta, además, es capaz de representar una escena trágica de forma brutal como consecuencia del desastre que sacude a la tripulación y empieza a provocar los conflictos y como le afecta a las relaciones de la tripulación ese enfrentamiento con las criaturas horribles.
Y después de ver como estos Aliens infectan a la tripulación y terminan desmembrando a su anfitrión humano, es cautivador, sangriento y algo un poco gore, tal vez excesivo, pero bueno es lo que queriamos los fans de la cinta original y esa sensación de miedo y pánico cuando los Aliens acechan a sus presas, es entonces cuando te das cuenta de que estas enganchado a la película y sientes cierto nerviosismo por saber hacía dónde se dirige la película
Es una pena que Alien: Covenant no se aproveche plenamente de este terror que transmite, ya que ese miedo se va relajando y se termina inclinando más sobre el tema de la ciencia ficción y explora más detalladamente como es la evolución del xenomorfo, algo que, lo aclara y nos ofrece una visión más convincente. Ese “tempo” pausado coincide con la aparición en escena de David, y no con ello este diciendo que la cinta se vaya a pausar por completo ya que aún habrán momentos que te sorprenden, e incluso puede que alguna te parezca un poco sádica.
Tal vez la razón de esta pausa es que la dirección de Ridley Scott y la cinematografía de Dariusz Wolski no terminan de conjugarse en muchas escenas. Obviamente, Ridley Scott controla magistralmente el ritmo y el estado de ánimo de la película, pero cuando encontramos cierto exceso de peso o movimiento este se pierde y no parece para tano el impacto de la violencia. Y es que es difícil ver lo que ocurre en lugares sombríos y poco iluminados, que es dónde transcurren algunos de los momentos más angustiosos y es que Alien: Covenant también sufre el síndrome de «mejores momentos en el trailer» por lo cual la sorpresa en esos momentos no es tan grande. Y tal vez tienes la esperanza que al final de esta todo se oriente y vuelva a sus pasos iniciales, a pesar de las expectativas, pero solo le salva los últimos minutos de metraje.
El caso es que en Covenant encontramos una Katherine Waterston más emotiva, convincente y dinámica que Noomi Rapace en Prometheus, mientras que Danny McBride pone un giro sorprendentemente dramático y consistente. Como era de esperar Michael Fassbender quien, una vez más cobra un mayor protagonismo, cuando esta en escena sobre todo cuando sus dos roles coinciden en pantalla, ya que sus personalidades son bastante dispares son perfectamente representadas por el interprete irlandés, genuinamente bizarras, tanto como en el buen camino como en el malo. Tampoco pretendo chafarte la experiencia y tu disfrute en el cine, puede que incluso en algún momento hasta te rías, si como lo lees.
Sin embargo, a pesar de esas imperfecciones ritmo y demás Alien: Covenant nos ofrece una nueva historia animada y cautivadora que nos ofrece también momentos horripilantes, escalofriantes y traumáticos. Así que queda constante de que todavía hay suficiente material para que Ridley Scott alcance un mayor espectáculo en sus dos secuelas planificadas, ya que tanto Prometheus como Covenant han servido de cimiento para proporcionarnos un nuevo enfoque y ganas de más historias con Aliens.