Antes de que el director Gore Verbinski dirigiera a Johnny Depp en cuatro películas de la saga de Disney, Piratas del Caribe, Verbinski se hizo un hueco y un nombre al dirigir en 2002 el particular y eficaz remake americano de The Ring. Con el tiempo Verbinski realiza con La Cura del Bienestar un thriller que tiene la profundidad, la perspicacia y la fuerza de los clásicos del género que este admira, como El Resplandor (de Stanley Kubrick [1980]), Amenaza en la Sombra (de Nicolas Roeg [1973]) y La semilla del Diablo (de Roman Polanski [1968]). Así que partiendo con la idea de una cura rápida (aunque esta sea transitoria e impropia), junto con el malestar de la sociedad y de su obsesión con una salud perfecta, son algunos de los temas que fascinan al director y que refleja en esta. La cura del Bienestar, es francamente una película que demuestra que pertenece al género del thriller psicológico.
La cinta está protagonizada por Dane DeHaan en el papel de Lockhart, este es un agente de bolsa de Wall Street que ha sido enviado por la empresa en la que trabaja a un aislado balneario alpino con la intención de traer de vuelta a Pembroke (Harry Groener), el director general de su empresa ya que esta necesita su presencia ante un inminente fusión con otra empresa, pero este no tiene intención de regresar a Nueva York. Lockhart llega a la tranquila clínica con la intención de convencer a su jefe y largarse, una vez allí descubre que esos pacientes son tratados de “forma” milagrosa. Aunque, la realidad, es que sus enfermedades se agravan. Tratando de investigar los tenebrosos y desconcertantes sucesos conoce a una joven paciente, Hannah (Mia Goth). Allí también conoce a otra paciente, la excéntrica señora Watkins (Celia Imrie), que se ha encargado de realizar sus propias pruebas y labores detectivescas. Es entonces cuando aparece, el siniestro director del balneario, el doctor Volmer (Jason Isaacs), que diagnostica a Lockhart la misma enfermedad que sufren los demás pacientes al sufrir un “accidente”, descubriendo así que está atrapado en ese peculiar refugio alpino. Perdiendo todo contacto con la realidad tendrá que soportar la angustia y el sufrimiento durante su propio ‘tratamiento’.
Parte de lo admirable de La cura del Bienestar consiste en que es una película que ofrece un constante tratamiento magnífico de admirar, desde el diseño de vestuario hasta la fotografía natural de Bojan Bazelli con el telón de fondo de los Alpes suizos y el Castillo de Hohenzollern (donde Verbinski rodó) y de su tratamiento en pantalla, compensando esa estética agradable con los horrores y la angustia que se presentan en la película. Pero el uso de estas imágenes ayuda a la película a fluir de forma lenta en lo que está por llegar y todo lo que envuelve ese recinto, en lugar de dar a los espectadores un salto cargado, Verbinski permite que su película juegue con nuestras emociones esperando a dar un brinco en nuestras butacas, esperando el momento idóneo o si esperas algún otro elemento de sorpresa.
La cura del Bienestar nos ofrece un variado matiz proveniente de diferentes formas, ya que mezcla las tonalidades noir de Shutter Island con los matices de algunas cintas icónicas del cine de terror de la productora Hammer como La Cumbre Escarlata, y añade un toque que nos recuerda a la saga del videojuego BioShock de Irrational Games (¿que no la conoces?). Sin embargo, La cura del Bienestar no navega demasiado en ninguna de esas aguas y su historia se mantiene fiel a su propio estilo. Además esta cinta se podría ver de alguna forma como una sátira política. Algo de agradecer a esta ambientación y ese thriller psicologico es que es un producto de la imaginación de Gore Verbinski y su co-guionista Justin Haythe, y que para nada se nos ha “destripado” nada de lo más importante en sus respectivos anuncios o tráilers, siendo esta otra sorpresa ya que hay momentos que te pillarán por completo por sorpresa, algo muy poco usual hoy en día.
En cuanto a las actuaciones de La cura del Bienestar gira en torno a su trío protagonista, que nos envuelve más si cabe a un cuento de horror negro gótico. Dane DeHaan nos ofrece algunos rasgos en referencia al personaje de Jack Nicholson en El Resplandor, Lockhart al principio es un personaje arrogante que quiere ascender hasta lo más alto y acaba cuestionandose todo lo que le rodea. Jason Isaacs, por el contrario, nos muestra al responsable de dirigir este “balneario”, el Dr. Volmer, tomando el control y la confianza que desprende, aunque hay momentos en los que nos preguntaremos si el es el villano principal, ya que algunos momentos la película nos envuelve al respecto con su misterio y su convicción notable, cuestionándonos incluso nuestra percepción de lo que está pasando. Y finalmente, encontramos al personaje de Hannah, interpretado por Mia Goth. Una de las residentes en este balneario y todo un «caso peculiar» para la investigación del Dr. Volmer, esta inocente joven y su inocencia típica de un cuento de hadas tiene un gran interés por el mundo que le rodea, ofreciendo a la película un par de momentos más calmados que rompen la naturaleza aterradora de esta película.
Películas como La cura del Bienestar no suelen abordarnos de esta manera en los cines y mucho menos sobrecogernos en las butacas del cine. La cura del Bienestar cuenta con un ritmo metódico, finamente orquestado, de forma espeluznante, mostrándonos así el regreso de Gore Verbinski al cine de terror. Tal vez a la Fox le preocupe su posición en taquilla, ya que originalmente su estreno estaba previsto para hace unos meses pero se retrasó hasta ahora. Ahora si, debemos ser nosotros los que juzguemos y participemos en este “espeluznante” viaje que nos traslade hasta algunos de los rincones más maravillosos y oscuros del cine.