Entrevista a VOLKER SCHLÖNDORFF director de Diplomacia

DIPLOMACIA-poster_final¿Qué fue lo que le atrajo de este proyecto?
La guerra sitúa a los hombres en situaciones tan extremas y es capaz de hacer aflorar lo mejor y lo peor de la humanidad. Y creo que hoy en día algo así sería tan inconcebible que se produjera un conflicto de esa magnitud entre Francia y Alemania, así que que me pareció interesante recordar la clase de relación que nuestros dos países mantuvieron durante el pasado. Si París hubiera sido arrasada -que gracias a Dios no fue así-, dudo que estos dos países hubieran estrechado tanto sus lazos, o que toda Europa se hubiera llegado a recuperar. Así que lo que me atraía era la oportunidad de rendir homenaje a nuestra capital, París. Llevo recorriendo esa ciudad desde que tenía 17 años, y me conozco cada puente y cada monumento, y creo que durante todos los años en los que fui ayudante de dirección de Louis Malle y Jean-Pierre Melville, ¡seguramente exploré más calles que un taxista de la ciudad! Además de que me encanta París, y que después de 50 años me pidan celebrar su supervivencia, para mi es todo un privilegio.

Sobre esa reunión, ¿Se documentó sobre el encuentro entre el cónsul Raoul Nordling y el general Dietrich von Choltitz?
En realidad nuestra reunión rodada nunca tuvo lugar en la vida real. Ya que Nordling y Choltitz se reunieron varias veces, y una de ellas fue sólo unos pocos días antes del 24 de agosto, en el Hotel Meurice y en la Kommandantur, con la intención de negociar un intercambio de prisioneros políticos alemanes por miembros de la Resistencia francesa. Y la verdad que esa reunión dio muy buenos resultados y por otro lado, entre el 20 de agosto y el 24, los dos hombres negociaron una especie de alto el fuego, ya que la Resistencia había tomado la jefatura de policía de París, y tenían miedo de que los alemanes llegaran a tomar represalias, ya que todavía contaban con importantes tropas destacadas en el terreno. Así que el cónsul y el general negociaron una tregua para que los soldados alemanes pudieran cruzar París sin llegar encontrarse con emboscadas y que la Resistencia pudiera llegar a reorganizarse. Y como hemos sabido durante esos encuentros se habló de la belleza de París y del peligro de su destrucción que cada vez era más inminente. Por lo que hemos sabido existen biografías de los dos hombres que llegaron a ser escritas en los años cincuenta. Pero para acercarse a estas hay que hacerlo con cautela ya que como incluyen testimonios personales en los que los dos intentan quedar bien, o, limpiar su nombre como es el caso del general.

A lo largo de su creación ¿En qué momento se impuso la ficción?
Creo que la ficción es una parte importante de esta película y eso es lo que más me interesaba. Pero ademas hay un elemento histórico, y Cyril Gerly, en su obra lo usó como punto de partida: ya que los dos hombres se conocían y hablaron de lo que iba a pasar con la capital. Y fue por eso porque los aliados usaron al cónsul, para entregarle una carta al general, que lo más seguro escribiera el propio general Leclerc, en la que se le incluía una propuesta a Von Choltitz para que capitulara y entregara Paris sin llegar a destruirla. Pero parece que el general rechazó este ultimátum, como se ve en la película. Así que basamos nuestra historia en esos pocos hechos históricos conocidos e intentamos adentrarnos más en la psicología del general alemán. Y la habitación del pasadizo secreto o la escalera oculta a través entraba en el hotel la amante de Napoleón III son totalmente inventados. Y me gustó ese tono de alta comedia y el humor de los diálogos, ya que este espacio cerrado apunta a un elemento de ficción. Ya que en ningún momento pretendíamos reproducir la realidad histórica. Pero como bien sabemos una película, a diferencia del teatro, necesita un punto de vista, uno tiene que saber quién cuenta la historia y por qué la esta contando. Así que en este caso sólo podía ser el cónsul: por eso empezamos con él caminando por las calles de París por la noche, recreando en su cabeza imágenes de la destrucción de Varsovia y como le obsesiona una pregunta inquietante: cómo será capaz de convencer al general para que no cumpla la terrible orden que el Fúhrer el día antes. Y así, el punto de vista desde el que se narra esta historia pasa a ser la del propio cónsul, en la que da su resolución a la historia después de traicionar al general con la intención de salvar París. Sin llegar a pensárselo dos veces, si París está en peligro, todo vale.

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Volker Schlöndorff en el set de rodaje

¿Como fue construir a los personajes?
Von Choltitz sin ser un mártir, ni mucho menos, se encontraba en una situación muy complicada: ya que era uno de los mandos leales del mismo Führer, y según decían, había participado en la masacre de judíos en Europa oriental y en la destrucción de la ciudad de Rotterdam, y todos ellos eran crímenes de guerra irreconciliables con la tradición militar prusiana. Y como bien se conocía, el general representa la tercera o cuarta generación de una larga estirpe de oficiales, y su identidad estaba basada en valores castrenses como la obediencia leal -base de un ejército eficaz-, el amor a la patria y su honor familiar. Así que cuando en agosto del 44, cuando todos los líderes alemanes estaban perdiendo la fe en la victoria, Von Choltitz recibió la orden de destruir París, y su reacción fue un ataque de asma: ya que no podía ejecutar la orden, pero tampoco era capaz de faltar a su deber y no cumplir esa orden. En definitiva era una cuestión de libertad de elección, pero él no tenía esa elección, y él sabía lo que debía hacer, pero no tenía era capaz de hacerlo. Y como no era capaz de tomar una decisión, fue su cuerpo quien la tomó por él mismo, y fue entonces cuando apareció el cónsul Nordling, casi como su salvador, aunque desde el primer momento el general lo considerara un intruso ya que se había colado en su suite del hotel. Y cuando el cónsul iba a marcharse, el general sufría un ataque de asma, como si quisiera retenerlo: su voz de su subconsciente, el cónsul quería acabar con la guerra a cualquier precio. Hay que comentar, por cierto, que los métodos de la diplomacia son casi tan nocivos como los militares, aunque no son tan letales. Así que mi intención era rendir homenaje al valor, la entrega y el arte de este eficaz diplomático, todo un auténtico héroe en la película. Ya que este hombre representa unos valores humanos que trascienden más allá de las las leyes del estado.

Estos dos personajes se enfrentan con demasiada cautela, como si estuvieran en una partida de ajedrez.
O también en un combate de boxeo de cinco o seis asaltos. Ya que cada contrincante prepara el siguiente golpe con mucha cautela, pero aquí no hay K.O.s. Así que dividí el guión en distintos movimientos musicales. Así que tras una introducción en andante, durante la que estos personajes se estudian con detalle, para saber cómo va a reaccionar el rival, llegan los asaltos en furioso -aquí el tempo se acelera-, seguidos de varios momentos mucho más sosegados. Y para ser sincero no es habitual encontrar unas interpretaciones tan fascinantes en unos actores que no buscan eclipsarse, ni mucho menos, todo lo contrario, Niels y André pusieron todo su talento y oficio al servicio de el guión.

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La tensión entre el cónsul y el general es palpable en todo momento

Han interiorizado por completo sus personajes.
Mientras ensayábamos, me di cuenta de que Niels, era un actor extraordinario,contaba con una personalidad muy marcada que decidió incorporar a su personaje. A veces hasta daba miedo, ya que había con su personalidad había marcado a su personaje, su regalo a este general. Había llegado a convertirse por completo en Von Choltitz, más de lo que lo podría haber hecho cualquier otro actor alemán, impregnado con sus sentimientos contradictorios, su tozudez y su lealtad a las tradiciones y raíces militares. Estaba tan metido en su personaje que casi parecía que estaba hipnotizado, si no llegara a controlar su propia interpretación. Por el otro lado tenemos a Dussollier, que es un gran artista y tiene todo controlado, todo su trabajo era más refinado en cada toma finalizada. Así que había momentos que no era fácil armonizar estos dos estilos, cada uno con una dinámica y ritmo distinto. Pero en definitiva toda la confianza y camaradería que había entre nosotros nos ayudo a evitar tensiones, aparte de las que se producen cuando se hace un trabajo íntegro.

Repiten sus papeles tras la obra de teatro ¿Este hecho les ayudó a compenetrarse siendo los mismos personajes?
Sin lugar a duda, eso fue una gran ventaja, ya que ellos conocían a sus personajes por completo, pero también podría haber sido un gran inconveniente, ya que existía el riesgo de que la cámara percibiera que su trabajo podría ser algo mecánico. Ya que en el cine, se deben interpretar las escenas como si se hicieran «por primera vez». Y nosotros necesitábamos recuperar esa espontaneidad, así que para conseguirlo tuvieron que ensayarlo en numerosas ocasiones. Y así lo hicimos antes de y después de rodar y también durante el rodaje, aprovechábamos los sábados para ensayar las escenas que estaban previstas para los siguientes cuatro o cinco días. Y también nos ayudó el set de decorado: con la ayuda de la distribución de las distintas habitaciones de la suite, pudimos crear una cierta distancia entre estos personajes, con las que adaptar sus gestos y entonarlos ante ese nuevo espacio, al cabo de muchas horas de rodaje existen momentos de duda y debilidad…

¿Como fue su labor de dirección con ellos?
Sin premisas psicológicas, el cónsul fue el que me ayudó a sacar de su caparazón al general, fue mi cómplice. Las reacciones de éste eran impredecibles, ya que Niels pasaba de una desesperación real a momentos en los que el general mostraba su cara más viva. Era como si saltaramos en distintos estilos, como del estilo documental a otro mucho más operístico, en las que existían rupturas de tono que fluian al filo de la trama y que puntúan el ritmo de esta. Además de que llegué a rodar con dos cámaras móviles y con jirafas, con la intención de capturar de cerca las extraordinarias voces de mis actores.

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Cónsul y general tratarán de conseguir un bien común

¿Qué papel tiene París en esta película?
Es el tercer personaje de esta historia, París no es el telón de fondo ni mucho menos, Paris tenía que ser ubicua, ya fuera cuando la oscuridad daba paso a la luz del amanecer como cuando las luces del hotel Meurice desaparecen en el apagón.
París es la ciudad de la luz, ya sea de día como de noche, y vive inmersa en un clamor vibrante. Pero sin embargo, la ciudad sigue siendo un elemento externo, así que en el momento en que salimos salimos de esa suite, la historia se relaja. Era necesario y muy importante subrayar esa idea de reclusión, abandonando la suite y regresando luego a ella. Así que cuando el general toma su decisión final, que sin duda es el clímax de la película, se nos muestra los tejados de la ciudad de París. Y de golpe irrumpe ante nuestra mirada el esplendor del museo del Louvre, Grand Palais, y el Sacré-Coeur, y la Opera en el horizonte. Es sólo entonces cuando se nos revela a este tercer personaje en todo su brillantez, sentimos su presencia de forma muy fascinante y entonces queda claro que París es el tema en torno al que gira la película. Trabajando muy profundamente junto al director de fotografía, Michel Amathieu, y el diseñador de producción, Jacques Rouxel, intentamos integrar Paris en la trama de la película. Incluso llegue a pensar en usar paredes transparentes, por las cuales podía llegar a descubrir la ciudad. Así que tomamos la decisión final de inspirarnos en fotos y cuadros y decidimos fotografiar la suite con unas luces muy contrastadas, en algunos momentos muy discordantes. Así que era eso lo importante para transmitir la idea del paso del tiempo y de la inminencia del desenlace, así que cuando entra el día las tropas aliadas están en Paris.

¿Como fue el diseño de producción?.
La diferencia entre un hotel de lujo y un soldado obstinado la siniestra idea de destruir todo lo que alcanza la vista por la ventana es muy llamativo y muy cinematográfico. El hotel Meurice no es un palacio brillante, sino un local elegante, propio del siglo XVII, que marca un contraste mucho más acentuado con Von Choltitz. La suite está decorada muy propiamente al estilo de Napoleón III, porque éste es un personaje secreto. Porque allí este recibía a su amante, a través de una escalera secreta. Y yo quería destacar y que se palpara que esa suite ya había sido habitada por otros personajes antes del propio Von Choltitz, y que en el ambiente aún podía notarse ese pasado. Fuera de ahí, la gente está luchando por la liberación de París, y este hotel se podría comparar con el Titanic que tras chocar contra el iceberg: este lugar tan confortable se convierte en un escenario de guerra en el que se puede destruir todo.

Sobre el Autor

Alfi

Diseñador e ilustrador, amante del séptimo arte, devorador de Bandas sonoras y de videojuegos, y un fiel servidor al Orden Jedi.