Entrevista al actor Benjamin Lavernhe el protagonista de Pastel de Pera con Lavanda

Un pequeño atropello puede convertirse en un golpe de suerte

Hoy 29 de Julio Surtsey Films estrena en España, lo nuevo del director Éric Besnard, Pastel de Pera con Lavanda, protagonizada por la pareja de actores; Virginie Efira y Benjamin Lavernhe de la Comédie Française, y tras la entrevista con la actriz Virginie, aquí puedes ver la entrevista al actor Benjamin Lavernhe:

¿Cómo llegó usted a este proyecto?

Gracias a una cita directa con el director, al que acompañaba el director de casting, David Bertrand… Es extraño y agradable a la vez ver a estos dos interlocutores reunidos tan pronto en el proceso de selección del reparto. Éric quiso hacer una audición a varios actores y, sobre todo, a actores de teatro. Nuestra primera cita duró cerca de dos horas y de inmediato mantuvimos una conversación bastante profunda sobre el tema de la película y el recorrido del personaje.

Yo había tenido la oportunidad de leer el guion íntegro, lo que me permitió hablar de él al director en este primer encuentro. Unos días más tarde, hicimos las primeras pruebas filmadas: él se preocupó sobre todo por la actitud, las miradas, y comenzamos el trabajo de apertura y permeabilidad al mundo, sin entrar en una investigación «documental» sobre Asperger. Éric estaba más centrado en la naturaleza de las miradas, los gestos, la sensibilidad, la capacidad de fascinación del personaje.

Pastel-pera-lavanda-photo-David-Koskas_entrevista (Benjamin)

¿Habló con el director de la dificultad de mezclar el realismo de este síndrome con la ficción?

Sí, es un tema del que hablamos desde el principio. ¿Cómo hablar del síndrome de Asperger en el cine y, sobre todo, contemplar lo que transmite este síndrome para la humanidad? De hecho, en la película, Asperger es un vector. Se trata más de un pretexto para abordar la cuestión de la inocencia, la ingenuidad, la permeabilidad al mundo y la candidez perdida hoy en día en nuestra sociedad y convertida en una rareza, una singularidad extraña.

¿Qué le sedujo del guion?

No tardé en ver mi interés, como actor, por explorar una nueva manera de interpretar, un acercamiento al fraseo, la musicalidad, la entonación, y la comedia y la emoción que ofrece este personaje. Era una auténtica oportunidad de trabajar en un tipo de papel único. Como me apasiona la comedia, me pareció una manera original y singular de abordar el género. Había poco texto y al leer ya me hizo sonreír. Rápidamente me sentí identificado con Pierre, aunque no tuve miedo: me proyecté inmediatamente y leí el guion imaginándome en el papel.

¿Cómo describiría a su personaje?

Para mí, se trata de un artista o un poeta a su pesar. El origen es su sensibilidad, evidentemente, pero también su aspecto desfasado. Desprende poesía en su mirada, sus gestos, su dulzura, su torpeza que le supera y le da imagen de payaso. Su desfase le convierte en un personaje atractivo que suscita empatía. Es seductor: yo mismo he sido seducido por él y espero que el público lo sea por todas sus facetas, creadas por la escritura y los sueños del guionista. La sencillez de su lengua, sus palabras, su forma de hablar, sus muletillas, su emotividad, sus reacciones, le convierten en una persona misteriosa y apasionante.

¿Cómo se metió en el personaje?

Al principio, estaba asustado y me dije que debía ser totalmente fiel a este síndrome para no herir a nadie. Como actor, uno no puede evitar preguntarse qué pensarán las personas afectadas por Asperger de la película. Aunque Éric me decía que no era un documental, que podíamos distanciarnos de la realidad, me sentía obligado a investigar. Afortunadamente, no existe un «prototipo» de Asperger, sino que cada ser humano es único, lo que daba un gran margen de libertad para la interpretación. Entonces, vi documentales, leí obras, principalmente los testimonios de Daniel Tammet, Josef Schovanec o Temple Grandin, bastante edificantes.

Tuve la oportunidad de conocer a Chantal Lheureux, psicóloga clínica y psicoanalista de niños autistas, psicóticos o discapacitados desde hace muchos años en IME. Ella me habló sobre los autistas que trataba, sobre sus rasgos generales: su idioma y la musicalidad de su voz, y me interesó su relación con el cuerpo, su rectitud, en correspondencia con los gestos, con determinados tics que pueden tranquilizarles. Esto me enriqueció interiormente y, a continuación, hablé del tema con Éric para saber qué conservábamos y qué no. Él quería depurar y me pidió que olvidara la información que yo había acumulado.

Éric no quería olvidar sus referencias cinematográficas, sus sueños de figuras poéticas: me citaba a menudo a Buster Keaton o a Bienvenido Mister Chance de Hal Ashby y Punch – Drunk Love de Paul Thomas Anderson, donde respectivamente Peter Sellers y Adam Sandler encarnan a personajes de soñadores sublimes muy parecidos a la poesía de los Asperger.

Por consiguiente, tratamos de crear una figura, una silueta gracias al trabajo de la encargada de vestuario, Elisabeth Lehuger Rousseau. Una actitud, gestos, andares, una mirada… Entonces, nos dimos cuenta de que, con demasiados tics y demasiada singularidad, podríamos perdernos porque el personaje sería demasiado extraño, casi alarmante. Ahora bien, era necesario que su amiga pudiera enamorarse de él. Yo no debía caer en la sobreactuación de ninguna manera.

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¿El hecho de proceder de la Comédie Française es una ventaja para encarnar un personaje así?

Quizá sí… Es difícil decirlo porque a menudo, en el cine, nos elijen por lo que desprendemos de forma natural con nuestra energía, nuestro físico, y solemos tender a lo evidente. Sin embargo, en teatro, se nos suele exigir que pasemos por distintos repertorios, sobre todo en la Comédie Française, y se olvida el empleo. Por ejemplo, yo, que en otra época solo habría interpretado a jóvenes enamorados, tuve la oportunidad de interpretar seis papeles diferentes en Hamlet, dirigida por Dan Jemett, y por lo tanto, de crear personajes con su voz y su cuerpo. Esta experiencia en el trabajo de composición en el teatro me permitió abordar el papel en el cine sin miedo ni complejos. La intensidad del trabajo del Théatre Français es un instrumento de exploración que me permitió ir más rápido en este tipo de roles y componer.

Cuando un director te da esta oportunidad, hay que aprovecharla.

Hábleme de su relación con Virginie Efira.

Es una compañera extraordinaria: tiene una benevolencia y generosidad que son un refugio ideal para trabajar. Estas son las condiciones de trabajo más agradables. Humanamente, fue muy fácil. Además, es una currante y enseguida supimos comunicarnos, hablar de la película y nuestros personajes; nos apoyamos y fuimos solidarios en el trabajo hasta el final. ¡También nos reímos mucho! Es una gran actriz; posee auténticas cualidades de escucha, invención y reacción. Por eso, cada escena se construyó entre dos, en la interacción. Nos influimos mucho mutuamente.

Tiene una gran complicidad con Hervé Pierre, que interpreta al librero.

Él procede también de la Comédie Française. Quiero mucho a Hervé; nos conocemos bien y por eso nos encontramos rápidamente en la misma longitud de onda. Hay una especie de emulación cuando se trabaja con actores a los que uno admira, aunque eso también ejerza una fuerte presión para estar a la altura. Se da lo mejor de uno mismo para responder a lo que nos proporciona nuestro compañero.

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¿Cómo fue su colaboración con Éric?

En primer lugar, me emocionó la manera en que me habló de su proyecto y el papel. Se mostró reconfortante y claro sobre el proceso de búsqueda. Eso despertó mi interés, ya que sentí que íbamos a explorar varias vías: él quería que trabajásemos con antelación para determinar todas las posibilidades que se abrían ante nosotros. Tiene un oído muy musical y es increíblemente sensible a los sonidos y el sentido. Sabe en qué punto, en qué nota aproximada, una frase ya no cuenta lo mismo. De hecho, en una nota aproximada, podíamos abandonar la comedia o, por el contrario, estar demasiado en ella. Asimismo, me pareció que me abría perspectivas: a veces me decía «cierra tus frases» o incluso «atención, no tienes que cantar». Había un trabajo de minuciosidad y equilibrio entre el fraseo que se debía encontrar y el límite que no se debía superar para que no sonara falso. Él era el compositor, y yo, el intérprete de alguna manera. Éric es profundamente apasionado, generoso y amable. Y muy exigente. Le estoy agradecido: nunca me ha descuidado y a veces llegábamos a las quince tomas para conseguir lo que él quería. No es complaciente con sus actores y creo que habríamos podido plantarnos si no hubiera sido tan exigente.

¿Qué le pareció el entorno?

Estábamos inmersos en una especie de burbuja sensorial ligada al lugar de rodaje: esta naturaleza es increíble, y los paisajes, magníficos. Yo no conocía la región y quedé fascinado por lo que veía: eso me ayudó a sentir una admiración que a veces se pierde un poco en París. ¡Pero no estamos de vacaciones! El hecho de estar sumergido en este entorno acariciaba nuestros sentidos y beneficiaba a nuestra moral. También creo que este entorno contribuye en gran medida a la atmósfera de la película. La elección de los decorados es primordial. Rodar en la Drôme no es una casualidad, sino una verdadera elección de puesta en escena por parte de Éric. Esta región infunde magia a la imagen en la película.

 

Sobre el Autor

Alfi

Diseñador e ilustrador, amante del séptimo arte, devorador de Bandas sonoras y de videojuegos, y un fiel servidor al Orden Jedi.