La primera película animada dirigida por Charlie Kaufman y Duke Johnson comenzó como una obra de teatro allá por el año 2005, formando parte del intrépido proyecto teatral del compositor Carter Burwell en el Theater of a New Ear. Así que consiguió reunir a los guionistas y directores ganadores de un premio Oscar, Charlie Kaufman, Joel y Ethan Coen para la representación de dos obras de ‘radioteatro’ en Nueva York, Londres y Los Ángeles. Burwell ha sido el compositor de las bandas sonoras de Cómo ser John Malkovich y Adaptation (el Ladrón de Orquídeas), ambas escritas por Kaufman, como la de otras muchas de de los hermanos Coen. Así que para esas representaciones mencionadas, contó con una orquesta de cámara para el acompañamiento en vivo junto a los efectos de sala del artista de foley Marko Constanzo. “Hope Leaves the Theater”, de Kaufman, con Hope Davis, Peter Dinklage y Meryl Streep, y “Sawbones”, de los hermanos Coen, desplegados sobre un escenario vacío, y sus actores leyeron sus líneas sentados en taburetes al estilo de las más antiguas obras radiofónicas. Pero en la representación de Los Ángeles, debido a problemas con la agenda, la obra de los Coen fue remplazada por “Anomalisa”, que había sido escrita por Francis Fregoli, un pseudónimo de un famoso escritor que terminó por desvelarse que era el propio Kaufman.
Sobre el escenario “Anomalisa” contaba la historia de un conferenciante motivacional Michael Stone (un inglés que vive en la ciudad de Los Ángeles junto a su esposa y su pequeño hijo) que se dedica a viajar por todo Estados Unidos dando motivadoras charlas a los profesionales de la atención al cliente. Durante una triste parada en Cincinnati Michael, conoce a Lisa Hesselman, una comercial socialmente inadaptada de Akron que es una de sus seguidoras más apasionadas. Anomalisa estaba protagonizada por Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan y David Thewlis, convirtiéndose así en una proeza narrativa en cuanto a lo que revelaba y lo que no. Entre el público de esta obra se encontraba el matrimonio de productores ejecutivos Keith y Jess Calder (Faults, The Guest y Tú eres el siguiente) bajo la firma de su propia productora Snoot Entertainment. Según señala el propio Keith “Disfruté tanto de ‘Anomalisa’ como experiencia teatral porque su representación tomó muchas técnicas del cine con la orquesta y los efectos de sala. Fue algo muy evocador y jugó con la idea de la soledad, el amor y lo que es ser una persona. Con temas tan universales que pueden funcionar en cualquier medio y había un sentido de desconexión en la versión teatral que pensé que podría encajar bien en un largometraje”.
Así pues “Anomalisa” empezó su paso a la gran pantalla después de que el guion teatral cayera en manos de Dino Stamatopoulos, cofundador de Starburns Industries Inc., y Dan Harmon, creador de “Community” de NBC; y se convirtió en la primera película de animación de Kaufman y en la primera cinta de Starburns fuera de la televisión. Duke Johnson, que también trabajó con Stamatopoulos en “Community”, fue el elegido para adaptar Anomalisa en la gran pantalla como una cinta animada. Y el director recuerda que “Estábamos pensando en algunos de nuestros nuevos proyectos y Dino me enseñó el guion de Kaufman. Y siendo un gran admirador de su trabajo, aproveché esta oportunidad para participar”. Así fue como la productora, Rosa Tran (“Robot Chicken”, “Frankenhole”), se unió al equipo creativo de Kaufman y Johnson cuando Anomalisa comenzó la fase de animación.
Y como es habitual en Kaufman, se niega a comentar nada sobre lo que tratan sus obras, ya que este prefiere que el público saque sus propias conclusiones al respecto y confiesa en broma que Anomalisa (esta versión animada) dura cerca de una hora y media. Y tras haber iniciado una exitosa campaña de Kickstarter, Kaufman, Johnson y Tran consiguieron reunir al equipo de expertos en stop-motion con los que darían vida a las múltiples dificultades y sufrimientos de Michael Stone y Lisa Hesselman y todo lo que les ocurre en el Hotel Fregoli. Y es que la mayor parte del guion teatral se ha mentenido tal cual y Kaufman asegura que “Los personajes y los actores son los mismos, y el guion es casi el mismo”, Johnson añade que “desde el comienzo hubo la sensación de que su guion podía convertirse en una película de animación, ya que se presta para ello”.
Así que una vez comenzó todo, Kaufman y Johnson trabajaron juntos para crear los elementos distintivos de Anomalisa, su estética y el ambiente. Junto a Tran, estos tres se dedicaron a buscar a algunos de los mejores talentos en la técnica de stop-motion y reunieron a diferentes especialistas de escultura, moldura y fundición; diseño de vestuario y peluquería; pintura para escenografía; ambientación y animación de marionetas. Y es que esta última mencionada consiste en un arduo proceso a la hora de grabar los movimientos de las marionetas de unos treinta centímetros de altura, que se convirtieron en los protagonistas de la película, puestos sobre el escenario con sus respectivas poses y volviendo a ajustarlas en cada toma. Contaron con la ayuda del director de fotografía Joe Passarelli, (serie de Starburns “Mary Shelley’s Frankenhole”), y a su experiencia fuera del campo del stop-motion. Aunque este era un proyecto de animación, su historia nos presenta un mundo que sin duda parece tan real y cotidiano: cada detalle es cuidado al máximo detalle, las ropas las monótonas habitaciones de hotel, pasillos, bares de copas y las salas de convenciones que aparecen en esta película.
El equipo al completo de Anomalisa se esforzó en todos los niveles de producción para conseguir lograr que el mundo de esta historia fuera tan real, con el trabajo de los diseñadores centrados en detalles minuciosos de sus personajes sus ojos, sus facciones toscas, sus manos gruesas y otras características realistas. Y es que sus directores “Querían que sus cuerpos fueran reales”, según el propio Kaufman “Las marionetas eran muy pequeñas y estas requerían ciertos movimientos sumamente precisos y cuidadosos por parte de los animadores para infundir vida a sus miradas. Y nuestro objetivo era hacer que los personajes parecieran conmovedores y expresivos”. Ademas los directores dejaron visibles las costuras en las caras de las marionetas de Michael, Lisa y otros personajes a propósito, con la intención de alejar la animación de las típicas películas de stop-motion, donde suelen estar las dos partes frontales del rostro del personaje (la frente y la zona inferior de la cara) separadas y, por lo general, se suelen tapar con pintura digitalmente para así lograr un aspecto más uniforme y antropomórfico. Con lo que Kaufman y Johnson preferían revelar así los defectos e imperfecciones, en armonía con el drama existencial del protagonista, Michael Stone. Con lo que “Cuando ves películas de animación con un gran presupuesto que utilizan esa técnica, las marionetas están retocadas en postproducción hasta tal punto que pueden parecerse visualmente con los personajes creados por ordenador. Y es muy difícil notar la diferencia, y nosotros no queríamos luchar contra los materiales que utilizamos. Simbólica y metafóricamente, esta decisión creativa influyó en lo que queríamos hacer y decir en la película, por eso optamos por mantener las costuras intactas”, asegura Kaufman al respecto.
También mantuvieron intactos logrando así una fluida transición del escenario a la pantalla, los miembros clave del reparto de su obra teatral: las voces de Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan y David Thewlis. Kaufman como era de esperar prefiere no pronunciarse al respecto sobre sus intenciones y su singular estrategia de doblaje de la película (Anomalisa no se parece hasta el momento a nada que hayas oído antes) y este desvela que le entusiasmaba de trabajar con su equipo de nuevo, después de interpretar con exactitud la versión teatral en dos ocasiones. Recuerda que se reunieron y “hicimos esto juntos, nos esforzamos mucho y después cada cual continuó por su camino. Todos disfrutamos de esta experiencia y lo hicimos solo por amor, no hubo dinero para nadie. Así que nos sentíamos como si hiciéramos una obra de instituto, dando lo mejor por amor al arte. Y todo aquel que estaba allí era porque realmente quería, y eso provoca cierta emoción y personalmente quería volver a trabajar con ellos”.
El productor ejecutivo Keith Calder, intervino en esta producción desde 2012. Tras haber visto la versión teatral, aceptó la financiación de buena parte de esta cinta tras una más que fructífera reunión con Kaufman, Johnson y el resto del equipo de Starburns. Calder era un admirador previo del trabajo de ambos directores. Snoot Entertainment, propiedad de Calder, ha producido una gran variedad de títulos en un sinfín de géneros y distintos formatos; películas de terror, documentales y animación por ordenador. Pero una producción en stop-motion era algo nuevo, además de una bien recibida adición a la ecléctica lista de títulos de la compañía.
Una vez en pantalla, Anomalisa encaja a la perfección a otros trabajos anteriores firmados por Kaufman, convertidos algunos en clásicos modernos que muestran a protagonistas desdichados, inolvidables, atravesando en un momento concreto una parte oscura de su alma en unas circunstancias ciertamente surrealistas y oscuramente cómicas. Y como no podía ser de otra manera, mediante un juego de palabras en su título que evoca el profundo amor del director por estos y por la lengua, Anomalisa aborda ciertos temas de Kaufman como; el aislamiento, la soledad, la melancolía, la depresión, y la búsqueda de una conexión o, en palabras de su propio director, “la cierta esperanza de conexión”.
Y para estos directores, Kaufman y Johnson, el mayor reto de Anomalisa en formato stop-motion fue conocer cómo crear algo visual a partir de un proyecto que estaba específicamente creado para no serlo. Ya que “algunos de los conceptos más importantes de Anomalisa están diseñados para que su público los cree por sí mismos. Y sin desvelar cuáles son estos conceptos más concretamente, puedo decir que investigar cómo traducirlos a imágenes se convirtió en un proceso extenso y complejo. Es por ello que, fue emocionante cuando comenzamos a tener la sensación de que esto se convertía en una película y no en una obra de ‘radioteatro’. Y es que hay ciertos elementos que actúan de forma distinta cuando los pones en pantalla y no dentro de la mente del público, como ocurre en la versión teatral. Ahora nos resulta complicado pensar en Anomalisa como aquella obra de teatro”, asegura Kaufman.