«El monstruo apareció pasadas las doce de la noche. Como hacen todos los monstruos.»
“Las historias son criaturas salvajes —dijo el monstruo—. Cuando las sueltas, ¿quién sabe los desastres que pueden causar?”
“No penséis que no habéis vivido lo bastante como para no tener una historia que contar.”
– «Había una vez un hombre invisible que se había cansado de que no le vieran. No es que realmente fuera invisible, es que la gente se había acostumbrado a no verle. Un día el hombre invisible ya no pudo soportarlo más. No dejaba de preguntarse…»si nadie me ve, ¿de verdad existo?»- dijo el monstruo.
– ¿Qué quieres de mí?
– No es lo que yo quiera de ti, Conor O’Malley. —El monstruo pegó la cara a la ventana—. Es lo que tú quieres de mí.
– Yo no quiero nada de ti —replicó Conor.
– Todavía no —dijo el monstruo—. Pero ya lo querrás.
«La creencia es la mitad de toda curación. La creencia en la cura, la creencia en el futuro que nos espera.»
«La mente estará en contradicción consigo misma cien veces al día.»
«Tu mente se creerá las mentiras piadosas pero conoce también las verdades que duelen y que hacen que esas mentiras sean necesarias. Y tu mente te castigará por creer ambas cosas.»
«Si dices la verdad —le susurró el monstruo al oído—, podrás enfrentarte a todo lo que venga.»
– No tienes miedo, ¿eh?
– No —dijo Conor—. Por lo menos, no de ti.
El monstruo entrecerró los ojos.
– Ya lo tendrás —dijo—. Antes del final.
«No siempre hay un bueno. Ni siempre hay un malo. Casi todo el mundo está en algún punto intermedio.»
«A veces la gente necesita mentirse a sí misma más que ninguna otra cosa.»
«Ojalá me quedaran cien años. Cien años que darte.»
«Tu vida no la escribes con palabras —dijo el monstruo—. La escribes con acciones. Lo que piensas no es importante. Lo único importante es lo que haces.»
«Ver ese tejo todos los días era como tener un amigo ahí fuera que me ayudaría si todo salía mal.»
«Nunca en toda su vida había tenido tanto miedo.»
«El tejo es el más importante de los árboles medicinales -dijo-. Vive miles de años. Sus bayas, su corteza, sus hojas, su pulpa, su madera, todo bulle y crepita y se retuerce en él lleno de vida.»
«Una nube ocultó la luna, dejó el paisaje en tinieblas, y se oyó el susurro del viento que descendía a toda velocidad por la colina, se metía en su cuarto y mecía las cortinas.»