Crítica de Creed: La Leyenda de Rocky

¡Vuelve el gran Rocky Balboa!

Vuelve el gran Rocky Balboa, campeón del mundo de los pesos pesados. Hace ya casi diez años de la que iba a ser la última entrega de la saga, con Rocky Balboa (Rocky VI) Sylvester Stallone ponía cierre a la franquicia con un final digno para nuestro púgil. Sin embargo un joven director, Ryan Coogler llamaba a las puertas de Stallone para proponerle retomar el legado del boxeador de Filadelfia. En recientes entrevistas Sly ha comentado su negativa, al principio, de volver a interpretar al personaje, para que las críticas no se dirigieran a una intención de seguir sacando dinero del ganso de oro que ha sido Rocky. Pero el entusiasmo del Coogler hizo que Stallone recapacitara en dar vida de nuevo al héroe Americano.

¿Qué nos encontramos con Creed? Principalmente nostalgia. A diferencia de Rocky Balboa donde la máxima de Rocky era perpetuar un legado y demostrarse a sí mismo y a su hijo que en la vida lo primero es no dar la espalda a tu destino. En Creed tenemos el placer de ver un Rocky más frágil y más humano, cosa que sin lugar a dudas es lo que ha llevado a que Stallone sea reconocido con un globo de oro y una nominación a los Premios Oscar.

En primer lugar nos encontramos con un joven Adonis. Fruto de un affair del excampeón del mundo de los pesos pesados Apollo Creed. El joven es sacado de un reformatorio por la mujer de Apollo que lo cría como si fuera su propio hijo. Y a pesar de que tiene un trabajo estable y bien remunerado, Adonis siente la necesidad de seguir con su legado y convertirse en boxeador, algo con lo que el mismo se define. Para ello viaja a Filadelfia en busca de Rocky, para que sea su entrenador.

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La aventura de Adonis en toda la película será un fantasma de la que fue la de Rocky, un amor, un entrenamiento y un combate decisivo para lo que ganar o perder no significa nada sino es el autodescubrimiento el fruto de ello. La historia de amor está actualizada, y nos alejamos totalmente de la tímida Adrian, para encontrarnos con un personaje al que Tessa da vida a ritmo de blues y un efecto bohemio. Algo que según el propio Stallone agradece, pues no cree que el tipo de amor de Rocky y Adrian fuera muy “actual”.

El reparto está gigante en todos los aspectos. Michael B. Jordan coge el papel de joven púgil con mucha energía y nos muestra un cachito de verdad que hace confiar en la película durante todo momento. Sylvester Stallone asume el papel de Mick y se aleja de ser la figura protagonista. Sigue comiéndose la pantalla, pero en este caso cuelga los guantes para dar un vistazo más cercano de lo que es Rocky.

Sobre el Autor

Alfi

Diseñador e ilustrador, amante del séptimo arte, devorador de Bandas sonoras y de videojuegos, y un fiel servidor al Orden Jedi.