Segundo Western de Tarantino, después de la aclamada Django Unchained.
No es difícil ver que Quentin ya nos tiene demasiado acostumbrados a grandes dosis de violencia gratuita. Violencia que podría caer en la desaprobación y la simplemente intención de molestar y exaltar al público, pero a decepción de los detractores que tiene el director, los diálogos de sus guiones son la piedra angular cuya órbita giran unos personajes potentes, con demasiada mala baba, y que pese a la dificultad que conlleva hacer un film sin un solo personaje del lado “bueno” Tarantino obra el milagro y coge a ocho protagonistas sin una pizca de compasión en sus corazones., que hacen las delicias del respetable con dosis de sangre, disparos y unos saltos improcedentes para las muertes a las que son sometido (sello del director que ya pudo verse en Django con alguna de las muertes, donde el que menos volaba era dos metros y medio).
Como todo lo bueno se hace esperar, Los Odiosos 8 no iban a ser menos en eso. Un inicio lento, pero entendible ya que durante la primera hora nos encontramos con unos potentes diálogos que marcan la relación entre cuatro de los protagonistas, John Ruth (K. Russell), Mayor Warren (Samuel L. Jackson), Chris Mannix (Walton Goggins) y Daisy Domergue (Jennifer Jason). Metidos en una diligencia rumbo a Red Rock, donde la horca espera a Daisy, los tres hombres y la mujer, dirigidos por el cochero tienen que hacer noche debido a una ventisca en la Mercería de Minnie. Allí se encuentran con que Minnie no está y que ya hay otros tres individuos: Joe Cage (M. Madsen), Oswaldo Mobray (Tim Roth) y el General Sanford (Bruce Dern).
Lo más destacable de la película es sin duda el escenario donde ocurre prácticamente el 85% de la acción. Ya que desde que llegan a la mercería no encontramos ningún otro escenario. Se podría decir que la película usa uno de los más utilizados recursos televisivos, el llamado capítulo embotellado. Es de elogiar puesto que llevar a cabo una trama de dos horas en tan solo 15 metros cuadrados, es complicado. Pero el reto se supera, puesto que el punto fuerte de Tarantino siempre radica en los diálogos y relaciones enrevesadas, con algún final sorpresa que curiosamente en esta película lo anuncia desde bien entrada la historia.
El elenco es impresionante. Destacando sobre todo el papel de Samuel L. Jackson que al igual que en Pulp Fiction consigue comerse la pantalla él solo, en multitud de momentos. Un Tim Roth espectacular que coge el relevo de Christoph Waltz, ya que el papel que desempeña es prácticamente igual. Y por si no fuera lo suficientemente parecido al protagonziado en Django, en España han decidido poner el mismo doblador para que el espectador despistado pudiese ver un reflejo de Waltz.
En definitiva un film correctísimo, divertido, entretenido y lo suficientemente violento como para encantar a quien tan solo va a ver si Tarantino no ha perdido esa mala leche que lo caracteriza.
Por Ángel Sánchez.