Vuelve Álex de la Iglesia a su etapa más gamberra, donde cintas como La Comunidad y el Día de la Bestia se ven reflejas. Puro humor negro, que con tintes de patetismo español, se hace entretenido y coherente durante la primera hora y media de película.
Empezando por el principio diré que la película prometía y mucho. Una secuencia de acción super completa, absorbente y entretenida que para ser española, está realmente bien. Un Jesucristo, un soldadito verde, un hijo en el finde que le toca a su padre, y un bob esponja junto a un hombre invisible un poco tarados son el equipo A de la plaza del Sol. ¿Qué falta, que falta? Sencillo, algo de lo que apoderarse. En este caso 25.000 anillos de boda. Mal rollo! mal rollo! Cuernos, divorcios, engaños, disputas, muertes… toda la morrallosa vida de la gente, en un simbólico trozo de oro, que traerá a los ladrones un poquito de mala suerte.
Al llevar a cabo el robo con “éxito” empieza la huida! Y en un taxi con su correspondiente taxista que tiene miedo de su mujer, y el señor que va para Badajoz (este hombre es un superviviente, el jodido crack de la película), se encaminan el soldadito, Jesucristo y el hijo de este último. Con llamaditas de la exmujer, con persecuciones de nuestra querida guardia civil y demás normalidades de los robos españoles.
No diré más de la trama, porque con esto ya se deslumbra algo. Aunque vamos a ponernos serios… la última media hora es una m…. ¿Por qué? Puff como explicarlo, véanlo y dirán “Ángel tenía razón”, un sinsentido que la verdad, sobraba.
Pero bueno, podemos sacar cosas destacables, como por ejemplo Mario Casas (papelón), tal vez porque haga de tarado que no habla bien. Pero enserio, genial su interpretación, si es que te lo crees jajaja Hugo Silva en sus trece, y Carolina Bang la más flojilla pero no queda mal en pantalla.
Resumiendo, se puede ver, y la primera hora y media no dejará a nadie indiferente.Y sin más dilación por lo que fui a verla, Carlos Areces y Santiago Segura vestidos como dos señoras que, simplemente impresionante jajaj chistes de toda la vida, unos morros que pedían destrozar mofletes de nietos y una mala leche digna de una señora de pueblo.
Resumiendo, se puede ver, y la primera hora y media no dejará a nadie ¡indiferente!
