Este viernes 17 de Febrero, se estrena en nuestros cines “La mujer de negro”, una co-producción entre Reino Unido, Canadá y Suecia, y que supone el regreso a la gran pantalla del joven Daniel Radcliffe.
“La mujer de negro” es la adaptación cinematográfica de una historia de fantasmas, escrita por la novelista británica Susan Hill, en 1983. El texto ya fue llevado al teatro y contó con un serial de radio y más tarde, en 1989, un telefilm. Y la encargada de traernos esta cinta que fusiona la atmosfera del terror gótico británico con el j-horror, no es otra que la resurgida compañía Hammer, quien en 2010 reanudaba su actividad, y este es ya su cuarto largometraje, tras “Déjame entrar”, “La victima perfecta” y aunque inédita en España, “Wake Wood”.
James Watkins, muy vinculado al género, es el director de este su segundo trabajo, tras debutar en 2008 con “Eden Lake”. Si por aquel entonces el film le dio un gran empujón a la carrera de Michael Fassbender, ahora le llega el turno a Daniel Radcliffe, que interpreta al protagonista de la cinta, en el que su papel más importante tras la saga “Harry Potter”. El gran reto del joven actor, es desvincularse de su papel de mago en Hogwarts, y sin duda arriesga mucho con esta propuesta, donde además se ve arropado por un reparto muy interesante y británico, donde destacan las actuaciones de Ciarán Hinds (“La vida en tiempos de guerra”), Janet McTeer (“Albert Nobbs») y Roger Allam (“La Dama de Hierro”).
Para reforzar el tono visual de la cinta, el director se encargó de tomar ciertas medidas con el fin de lograr tal objetivo, de ahí que se rodase en 2.35:1, en lugar del clásico 1.85:1, que es lo que se espera de una película pequeña y claustrofóbica. Los pasillos largos y profundos pretendían maximizar la profundidad del campo y en cuanto a la fotografía, quedó en manos de Tim Maurice-Jones, quien optó muchas veces por iluminar los planos con una única fuente de luz. También se escogió una paleta de intensos colores, para resaltar la belleza de los escenarios, aunque sin perder su carácter tenebroso. En cuanto a la casa elegida para el rodaje, hubo que trasladarse hasta el pueblo de Halton Gill, en Yorkshire Dales, para dar con ella, ya que es un lugar donde parece que el tiempo no haya pasado, y donde se conservan casas de hace 400 años.
Un reparto de lujo y un escenario idóneo para presentarnos al protagonista de esta historia, Arthur Kipps (Daniel Radcliffe), un joven abogado londinense que llega al lejano pueblo de Crythin Gifford. Allí deberá hacerse cargo de la venta de una mansión, cuyo propietario acaba de fallecer. Kipps ha dejado atrás su vida en la ciudad y a un hijo de tres años, para adentrarse en una mansión que esconde terroríficos secretos, que solo los habitantes de la zona conocen. Con todo este misterio de fondo, solo faltaba la aparición de una mujer que viste completamente de negro.