Esta historia nos traslada hasta Alemania, principios del siglo XX, cuándo una joven y exuberante artista Paula Becker está decidida a seguir sus propias normas y estilo propio. Y a los 24 años de edad rechaza las convenciones establecidas y explora su estilo único, mientras florece en la comunidad artística de Worpswede, donde conocerá y entablará amistad con la artista Clara Westhoff y el poeta Rainer Maria Rilke. Esta se casará con el también pintor Otto Modersohn, creyendo que ha encontrado a su alma gemela creativa, pero cinco años después de casarse y de dedicarse sólo a la vida doméstica hunden su moral y su espíritu. Hasta que decide irse sola al bohemio Paris, donde se embarca en un largo y esperado periodo donde esta artista y su imaginación culmina y consigue autorrealizarse.
No has escrito el guión de PAULA. ¿Qué te llevó a rodar esta película?
La productora Ingelore König y la asesora dramática Cooky Ziesche me enviaron el guión en el verano de 2012. En ese momento ya estaba muy avanzado porque los guionistas Stefan Kolditz y Stephan Suschkte habían estudiado a Paula Modersohn-Becker cuando vivían en Alemania del Este. Cuando acabé de leerlo, supe que tenía que hacer esta película. El guión me pareció una auténtica maravilla.
…que después desarrollaste más en colaboración con sus autores.
Así es. Stefan Kolditz y Stephan Suschke ya habían tomado algunas decisiones muy acertadas sobre qué momentos y capítulos de la vida de Paula debían ser abordados y cuáles no. Así que nos basamos en esas decisiones. Pero buscábamos un estilo totalmente diferente y una estética muy particular y por encima de todo no queríamos que PAULA fuera el clásico biopic. Nos interesaba mucho más responder a cuestiones como: ¿Qué actualidad tiene una película sobre la vida de Paula Modersohn-Becker? ¿Qué desafíos plantea ser pintor? ¿A qué problemas se enfrentaba una mujer en la Alemania de principios del siglo XX? ¿La película llena los vacíos que existen sobre el expresionismo alemán? Y la respuesta es sí. Pero además de todo eso, PAULA no debía ser una película dirigida sólo a estudiantes de bellas artes y a los amantes de los museos.
¿El proyecto te atrajo porque es otra historia única sobre mujeres? Ya habías explorado esta temática en «NOVEMBER CHILD», «LA INVISIBLE» y «WEST (AL OTRO LADO DEL MURO).
En primer lugar, los temas universales de la historia me fascinaron. Está claro que Paula tenía miedo de la mediocridad y de ser una artista que no deja huella. El miedo a volverse invisible por lo que era, el miedo a tener que aceptar un destino predeterminado por ser mujer. Pero por encima de todo, su vida estuvo marcada por una invencible voluntad de creer en sí misma y seguir su propio camino. Eso la convierte en una heroína moderna y, su fuerza y su valentía pueden atraer a muchos tipos de públicos en la actualidad. En cierto sentido, Paula y los protagonistas de otras de mis películas se comportan de manera inapropiada, son rebeldes y son fieles a sí mismos a pesar de la sociedad que les rodea. Al hacerlo, se enfrentan a límites que intentan cruzar. Hay una verdadera afinidad espiritual entre estas mujeres. De eso estoy seguro.
¿Ya conocías la historia y la obra de Paula Modersohn-Becker antes de que te ofrecieran hacer la película?
La primera vez que supe de ella fue en 1990 en Worpswede. Esa luz tan especial, ese paisaje con los páramos bajo los cielos nublados… Todo eso me impactó profundamente. También conocía algunos cuadros de Paula. Cuando estudias la transición del impresionismo al expresionismo en Alemania, no puedes pasar por alto a Paula. Ahora bien, no tenía ni idea de que su vida hubiera sido tan excepcional. Cuando Ingelore König volvió a contactarme, ella no sabía que yo había querido estudiar pintura en mi juventud. Al final, no llegué a ser pintor. Por eso, cuando me ofreció hacer esta película asumí de forma muy especial mi papel de director, algo que no me había sucedido antes.
En tus películas, como LA TORRE y WEST (AL OTRO LADO DEL MURO) que se centran en la historia alemana reciente, las imágenes juegan un papel importante. ¿Cómo abordaste PAULA desde una perspectiva visual?
En mis películas de época, intento evitar la historización. No quiero usar edificios protegidos ni ropa antigua. Trato de retratar el período y la gente de forma natural y acercarme a ellos con la mayor sencillez. Esto se percibe en las imágenes, pero también en cómo dirijo a los actores. Paula y Otto son personajes modernos y quería que eso se notase en la película.
¿En qué reside la modernidad de Paula y Otto?
Paula fue una persona excepcional. Luchó por encontrar su camino como mujer sin percibirse a sí misma como una ideóloga o una feminista. No se limitó a la pintura decorativa, quería mirar dentro del alma de las personas. Estaba fascinada por la imperfección. Me impresionó su enorme temor de convertirse en una pintora mediocre, un miedo que comparto como realizador. Además, PAULA es una epopeya y una apasionada historia de amor. Me conmueve porque los amantes se niegan a dejarse arrastrar por conflictos que causan innumerables separaciones en mi generación. Paula y su marido Otto luchan por la idea de una relación en la que ambos son felices como pareja y como padres, pero sin dejar de realizarse como individuos. Como padre de una niña pequeña, sé de lo que estoy hablando.
¿La realización visual era importante para ti?
Enseguida supimos que no queríamos basarnos en viejas fotografías de la época, en esas imágenes de estudio en los que la gente viste trajes rígidos impecablemente planchados y llevan cortes de pelo perfectos. En PAULA, quería que la gente apareciera tal y como era cuando no se les fotografiada: gente en el trabajo con el pelo alborotado, caras sudorosas… cosas normales. Además intentamos utilizar trajes más modernos para quitarle rigidez. Los artistas de Worpswede eran «cool», en cierta medida eran los urbanitas de ayer. El aspecto de Otto Modersohn tenía que ser el de alguien que asiste a una inauguración en una galería del Mitte, el centro artístico de Berlín, y que encaja perfectamente en ese ambiente.
¿El exceso de investigación puede perjudicar a la frescura de una película?
¡No, todo lo contrario! Para mí, una buena investigación significa que me puedo olvidar de todos los hechos el primer día de rodaje. Investigo como loco para una película, quiero saberlo todo porque eso me permite trabajar después con mucha más libertad. Durante la investigación, siempre se descubre algo que no se corresponde con lo que se había asumido previamente. ¡Y ahí es donde se pone interesante! Tropiezas con diferencias entre las imágenes y el lenguaje de aquella época. ¿Alguien podría creerse que Paula Modersohn-Becker utilizaba la expresión «tirarse a alguien»? Pero lo cierto es que todo está en su diario. Escribió sus pensamientos con todo detalle, y eso no tiene precio a la hora de retratar un personaje. Pero la investigación más importante fue documentarnos sobre sus cuadros.
En la actualidad hay un montón de libros sobre Paula Modersohn-Becker: diarios, cartas, biografías… ¿Esto es una motivación o te somete a una gran presión como director?
Ambas cosas. En mi opinión, utilizar citas originales en los diálogos no funciona. Me parece fuera de lugar. Los guionistas Stefan Kolditz y Stephan Suschke siempre quisieron utilizar un lenguaje moderno, aunque es cierto que utilizamos una o dos citas originales que los actores personalizaron, a veces añadiendo una sola sílaba para que resultaran realistas.
Algunos espectadores pueden tener en mente su propia imagen de Paula antes de entrar en el cine…
Por supuesto, seguro que hay gente que sabe exactamente cómo era Paula, que tiene una idea clara de ella y la película podría decepcionarles. Pero si hubiera querido sugerir al público que una figura histórica en una película tiene que ser de cierta manera, entonces habría sido injusto con esa figura histórica. He querido buscar y descubrir mi propia Paula. Y también animé a Carla Juri a encontrar su propia Paula.
¿Por qué elegiste a Carla Juri para el papel de Paula?
Yo estaba buscando una rebelde. Quien conoce a Carla Juri sabe que tiene una personalidad inconformista. Carla es capaz de identificarse con esta lucha permanente por el reconocimiento, a pesar de su carácter, tan fuerte y enérgico. Yo andaba buscando una artista que no tuviera miedo a abordar al material histórico de una manera natural, no historizada, que fuera capaz de asumir el personaje, aunque a primera vista le pudiera parecer muy alejado. Además, quería a alguien que estuviera dispuesto a desempeñar el papel de una manera que no siempre resultara agradable. Porque Paula también era irritante, nerviosa y egoísta.
Por encima de todo, lo que hace que PAULA sea una película tan vibrante es su sensualidad.
Lo mejor es que ese anhelo de Paula por lo físico, por el erotismo, así como sus irrefrenables ganas de vivir, ya estaban en la primera versión del guión. La escena en la que Paula y su mejor amiga, Clara Westhoff, hacen sonar las campanas de la torre de la iglesia mientras gritan de alegría porque se van a casar, es pura sensualidad juvenil. Piensas que los guionistas han tenido una idea maravillosa. Pero luego descubres que Paula y Clara hicieron exactamente eso.
¿Hubo un casting para elegir a la protagonista?
Sí, durante un año y medio. En el caso de Carla Juri, llegué incluso a hacer algo que no suelo hacer: viajé a Londres y le supliqué que trabajara conmigo durante dos horas. A pesar de su profesionalidad, Carla tiene algo anárquico que se trasluce en su interpretación. Actúa de forma intuitiva, es muy sorprendente y sigue sus impulsos. Y eso me gusta mucho. Era perfecta para PAULA.
¿También Albrecht Abraham Schuch era el actor perfecto para interpretar a Otto Modersohn? Has trabajado con él varias veces.
Vi la obra de graduación de Albrecht Abraham Schuch en la Universidad de Música y Teatro de Leipzig e inmediatamente me di cuenta de su talento. En mi opinión es el más versátil de todos los actores alemanes que rondan los 30 años. Tiene mucha personalidad, un instinto muy potente, es humilde y sabe meterse en la piel de su personaje.
Cómo querías que fuera Modersohn? ¿Cómo lo imaginaste durante la investigación y cómo lo creaste al final?
Modersohn es mucho mayor que Paula. En las biografías se le describe como un hombre taciturno y solitario. Pero eso no me interesaba demasiado. Al escoger a Albrecht Abraham Schuch, quería hacer caso omiso del cliché de «viejo que conoce a mujer joven» y mantener la rareza de Modersohn prestándole rasgos juveniles. Por encima de todo, tiene que aprender a entender a su mujer, a no darse por vencido y a reconocer su individualidad.
Un buen ejemplo sería su visita a París, donde ve los cuadros más recientes de Paula y consigue conquistarla físicamente.
¡Exactamente! La imagen de los dos en la cama podría interpretarse como una referencia visual a José y María. Pero en realidad estaba pensando en John Lennon y Yoko Ono.
Dos artistas sumidos en una historia de amor agotadora, dos personas completamente diferentes en el plano creativo, unidos por la esperanza…
…y con una inclinación por la auto-dramatización. En ese cuadro, los dos parecen estar posando como Lennon y Ono lo hicieron delante de la cámara. Como un reflejo. En ese momento, la diferencia de edad entre Paula y Otto desaparece.